Se sabe que examinando el ADN fetal en la sangre de la madres pueden detectarse trastornos cromosómicos del feto, como el síndrome de Down. Pero hay más. Según informó ayer la versión digital del diario español ABC, un equipo del Centro de Genética Humana de la Universidad de Lovaina (Bélgica) buscaba aumentar la precisión de las pruebas y, por casualidad, descubrió una función nueva.
La autora del trabajo, Nathalie Brison, explicó que buscando otras anomalías cromosómicas analizaron otros cromosomas y se dieron con la sorpresa: “descubrimos en tres mujeres tres alteraciones genómicas diferentes que no podían estar vinculadas al perfil genómico materno ni al fetal. Nos dimos cuenta de que las anomalías se parecían a las que se encuentran en el cáncer y se derivó a las mujeres a la unidad de oncología”, contó.
Derivación
Gracias a un análisis más preciso, que incluyó resonancia magnética de todo el cuerpo e investigaciones patológicas y genéticas, identificaron tres cánceres diferentes en etapa temprana. Brison reconoce que la incidencia está dentro del rango esperado (uno por 1.000-2.000 en mujeres de entre 20 y 40 años). “Pero sin estas pruebas hubiera sido poco probable detectarlos hasta que dieran síntomas”, resaltó.
“La información es muy importante, sobre todo por el mal pronóstico de algunos tumores cuando se detectan tarde”, señaló el investigador principal, Joris Vermeesch, jefe del Laboratorio de Citogenética e Investigación Genómica en Lovaina.
De cara al futuro
“Los resultados sugieren que este tipo de test podría permitir descubrir tumores presintomáticos no sólo en embarazadas, sino en la población general, y con métodos mínimamente invasivos” , dijo Brison. Además, añadió, las pruebas permiten medir la respuesta al tratamiento justo después de la primera administración del tratamiento.
LA GACETA