La Ciudad lanzará la licitación para construir un nuevo canal aliviador. Beneficiará a unos 300 mil vecinos de zona Norte.
Los vecinos de Belgrano, Colegiales, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Parque Chas, Chacarita, Agronomía y Villa Devoto dejarán de sufrir las inundaciones que los vienen afectando hace años. Desde la Ciudad anunciaron que están en condiciones de avanzar en el proceso licitatorio para poner en marcha las obras de construcción de un nuevo canal aliviador del arroyo Vega, que serán financiadas por el Banco Mundial. Así, más de 315 mil habitantes de la zona Norte se verán beneficiados.
La noticia la dio ayer el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, en la Costanera Norte, frente a la desembocadura de los aliviadores del Maldonado, acompañado por funcionarios y ministros del PRO.
¿Cuáles son las principales características del proyecto del arroyo Vega? Su infraestructura está pensada con un diseño similar al que se realizó en la cuenca del Maldonado, que consiste en la construcción de un segundo emisario para el escurrimiento. El canal tendrá una longitud de 8.400 metros, dividido en dos tramos: uno de 2.400 metros, que será elaborado con métodos de excavación en galería. En el otro, de 6.000 metros, se usará una tunelera, al igual que con los aliviadores del Maldonado, bajo la avenida Juan B. Justo.
El punto de origen será en el cruce de las calles Nueva York y Helguera, en Villa Devoto, y seguirá bajo la traza de la calle Salvador María del Carril y la avenida La Pampa hasta desembocar en el Río de la Plata.
Al mismo tiempo, se pondrán en marcha tareas de derivación del emisario principal al nuevo túnel y se construirán ramales secundarios y una estación de bombeo para la limpieza y el mantenimiento.
Según estimó Macri, la ejecución de la obra del Vega comenzaría en 2016 y demandará poco más de tres años. “Esto significa terminar con el sufrimiento de miles de familias que durante años y décadas tuvieron que soportar situaciones desesperantes por el avance del agua” ante temporales y fuertes lluvias.
Fuente: La Razón