Un sacerdote sobrino del papa Francisco denunció amenazas de muerte

Desde hace dos semanas que al cura párroco de Villa Elisa lo llaman en distintos horarios del día para amenazarlo. Al principio todo parecía un chiste de mal gusto, pero las comunicaciones siguieron y la víctima empezó a tomarse en serio lo que le decían. Ahora la Justicia platense investiga una denuncia formal en la que el sacerdote pide una custodia policial, que lo mantenga a resguardo.

El protagonista de esta situación es Walter Sívori, de 45 años, que desde hace algunos años está al frente de la Parroquia de Nuestra Señora de los Milagros, ubicada en Arana y 3, a metros de la estación de trenes de esa localidad.

El teléfono fijo de ese templo habría sonado varias veces en los últimos 15 días. Las amenazas que una voz masculina vertió en la línea increpaban al cura con asesinarlo, señalaron los voceros al diario El Día.

«Te voy a decapitar. Si no es a vos, será a tu tío», le habrían dicho a Sívori, de acuerdo a lo que dejaron trascender los informantes.

Y allí está el foco de la cuestión. El párroco de Villa Elisa es sobrino de Jorge Bergoglio, que desde marzo de 2013 pasó a la fama mundial como el Papa Francisco.

A partir de esa frase del desconocido, la amenaza terminó extendiéndose al jefe del Vaticano.

El padre Walter recogió el guante de esos dichos y fue él quien tomó el teléfono para comunicarse directamente con Roma.

«Tengo órdenes de arriba de que no se difunda nada», admitió el sacerdote Se refería a la charla que había mantenido con Francisco unas horas antes.

Su santidad «desestimó esas amenazas, porque está acostumbrado», confirmó Sívori. «Es entendible: a cualquier turista en el Vaticano le cuentan que, por seguridad, Bergoglio jamás permanece solo. Hizo cosas en la Iglesia que pueden molestar a más de uno», se animó a comentar un vocero judicial.

Luego, el párroco de Villa Elisa prefirió guardar silencio. Cuando se le consultó si le pareció creíble lo que le decían, o si las llamadas las recibió en su casa o en la Iglesia, Walter sólo se limitó a abrir las manos y sonreír sin contestar.

En esa zona de Villa Elisa, una de las más transitadas de la localidad, a Walter lo conocen casi todos. «Es un paisanito, siempre pasa y nos saluda con buena onda», coinciden muchos comerciantes. Sin embargo, son muy pocos los que conocían su parentesco con Bergoglio.

Todos los días a las 19 el padre Walter da una misa a sus feligreses. La excepción fue ayer, que decidió suspenderla.

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