Kranevitter: «Nos costó muchísimo clasificar, estuvimos a punto de quedarnos afuera, pero…»

El tucumano, de 21 años, recuperó el brillo y es una pieza clave en el modelo de River; «Si hay un ganador, eso generará energía»

La revancha en muchos sentidos. Por la derrota frente a Huracán, el sábado pasado, en San Juan, por la Supercopa Argentina, y también por quitarse la espina que significó ausentarse, por una fractura en el quinto metatarsiano del pie derecho, de las semifinales de la Copa Sudamericana, con Boca, en noviembre de 2014. Matías Kranevitter, de 21 años, desanda los días con la ansiedad típica de un juvenil, a pesar de sus 47 partidos con la camiseta de River. Recién hoy el plantel volverá a entrenarse y el director técnico Marcelo Gallardo empezará a delinear los primeros trazos para la seguidilla de clásicos que tiene River en el calendario. Por un lado, la atrapante trilogía con Boca, que empezará el domingo, en la Bombonera, por el campeonato, y terminará el 14 de mayo, en el mismo escenario, pero por la Copa Libertadores; en el medio se intercalará Racing, el clásico más antiguo del fútbol criollo.

-¿Cómo se espera una seguidilla de superclásicos? ¿Es posible abstraerse de lo que se genera en la calle, del hincha?

-Hay que tomarlo con calma, la ansiedad seguramente va a ir en aumento a medida que se vaya aproximando la fecha del partido. No es una semana igual a las restantes, eso es indiscutible, y mucho menos lo serán las próximas, donde en 11 días vamos a jugar tres veces. Cada partido tendrá su importancia, porque aunque el primero no defina nada será importante para la parte anímica. Si hay un ganador, eso generará energía en ese equipo y llevará presiones al que pierda.

-¿En la cabeza está la serie de la Copa Sudamericana del año pasado?

-Aquella fue una serie complicada, y la que se viene también lo será por el desgaste físico y mental que generan estos partidos, que, además, se van a jugar en corto tiempo. Nosotros recién empezaremos a trabajar, sabemos que tenemos algunos puntos por corregir, pero conocemos nuestro potencial.

Kranevitter, un pilar para el mediocampo de River.  Foto: LA NACION  / Ricardo Pristupluk

-¿La derrota con Huracán frenó el envión, después de clasificarse a los octavos de final de la Copa Libertadores y de la goleada sobre Banfield?

-Dolió porque era una final, la posibilidad de ganar otro título. Nos quedamos con eso. No fue nuestro mejor partido, pero generamos situaciones de gol y pagamos nuestras distracciones. Con trabajo vamos a mejorar, a recuperar el nivel de juego que conseguimos en el semestre pasado.

-¿Llegan de manera opuesta a como lo hicieron en 2014? ¿Ahora es Boca el equipo que está en su mejor ciclo?

-Ellos en la Copa venían mejor, ganaron el grupo con contundencia, pero a partir de ahora se juega a otra cosa. Enfrentarnos va a ser duro, esta serie de partidos te marcan. A nosotros nos costó muchísimo clasificar, estuvimos a punto de quedarnos afuera, pero…

-¿Por qué sufrió tanto River para clasificarse en la Copa Libertadores?

-Tuvimos muchos descuidos, no pudimos cerrar algunos partidos que teníamos para ganar con una buena diferencia. En ninguno de los seis partidos sufrimos, y en el Monumental siempre fuimos superiores al rival, pero nos costó definirlos y aquellas distracciones nos dolieron.

-¿Cambia que no definan en el Monumental, como pasó en toda la Copa Sudamericana?

-El año pasado siempre nos tocó definir de local. Cuando lo hacés de visitante también tenés una ventaja. El empate 0-0 de Boca en su cancha no era un mal resultado, porque estaban convencidos de que iban a hacer un gol de visitante. Nosotros, excepto en Oruro, siempre hicimos goles de visitante.

-Para jugar con Boca, ¿Kranevitter o Ponizo?

-[Risas] Es difícil el tema de las lesiones, porque venís jugando con un buen nivel y después cuesta recuperarse. Personalmente, siempre trato de estar. Me siento bien, y jugar siempre me ayuda a recuperar aquel ritmo que me permite hacer un despliegue de presión alta. Recuperar la pelota cerca del arco rival nos hace ser un equipo diferente del resto. Leo [Ponzio] tiene la experiencia y a mí, que estoy empezando, me suma mucho. Es una gran persona, le da consejos a los chicos y conoce muchos vestuarios. Y es un excelente jugador.

 
Amante del golf.  Foto: Archivo 

Tucumano, de Yerba Buena, el hijo de Claudio y Sandra es el mayor de seis hermanos. El deporte siempre estuvo presente en la vida de Matías, pero a veces no como un simple juego. Los cuatro campos de golf cercanos a su casa determinó que ayudara con su pequeño aporte a la economía familiar trabajando como caddie; la presencia de su primo Andrés Pigu Romero y su tío César Costilla provocó que el Colo debiera elegir entre la pelota N° 5 o los hoyos. «A los 12 años, iba al colegio a la mañana y a la tarde era caddie. Me gustaba; después, a partir de las 18 practicaba fútbol. No paraba. Me pagaban 15 pesos, de los cuales le daba 10 a mi mamá. Cuando puedo, juego», confiesa, con una sonrisa, mientras recuerda los sacrificios de aquellos tiempos difíciles.

Todo cambió a los 14 años, cuando defendía la camiseta de San Martín, de Tucumán, y fue convocado para jugar en la selección Sub 15 de la provincia. «Un buscatalentos me ofreció hacer una prueba en River; viajé y las cosas salieron bien. Empecé en la octava división, aunque en esa época todavía no tenía bien claro si quería ser jugador de fútbol o golfista. Los años en la pensión fueron complejos, veía poco a mi familia, pero me adapté rápido y tuve en claro que no volvería», relata quien la semana pasada, junto con Fernando Cavenaghi, Germán Pezzella, Ramiro Funes Mori, Lucas Boyé y Augusto Solari, conversó con los chicos que conviven en la concentración amateur.

El caddie le dejó espacio al futbolista, a esa rueda de auxilio, el jugador que nunca se cansa de correr y recuperar balones. El juvenil dejó de ser promesa, es una joya que ya está en los radares de los clubes europeos y en los planes del Tata Martino. Pero antes quiere disfrutar de los superclásicos..

Fuente: Cancha Llena