Los vecinos ahora eligen comprar y vender a través de Facebook Comentar

Se organizan en grupos según su barrio y ofrecen todo tipo de servicios y productos, nuevos o usados. A diferencia de otros portales, aquí no existe el pago de comisiones y los usuarios no tienen “reputación”.

Las opciones que brinda Facebook no tienen límites. Además de contactar viejos amigos, subir fotos de las vacaciones, chatear con un familiar o buscar pareja, la red social se convirtió en un escenario propicio para la compra-venta de productos. Nuevos y usados. Sencillos, como una remera y un libro, o más complejos, como un departamento y un auto. De manera espontánea, quizás para aprovechar la cercanía geográfica, en los últimos tiempos proliferaron los grupos de vecinos que se autoconvocan para ofrecer y adquirir todo tipo de accesorios y servicios. Funcionan como el portal de MercadoLibre, con la diferencia de que están identificados con una zona específica y no admiten el pago de comisiones.

La mayoría de estos grupos nace de la misma forma: un usuario necesita vender un objeto personal y crea un perfil con el nombre de su barrio para acaparar la atención de los vecinos y multiplicar sus posibilidades. “La realidad es que yo arranqué porque tenía una bici para vender y en los lugares de compra de objetos usados me ofrecían muy poca plata”, confiesa Marcelo Kaplan, administrador del portal de Villa Crespo.

De manera similar, Roberto Jaureguiberry generó el sitio de Caballito para promover sus clases de biodanza. “Si entrás en el grupo, el primer aviso que está permanente es el mío; es una publicación marcada, que únicamente puede ser realizada por el administrador”.

Ya sea por el famoso “boca en boca”, la sencillez de las transacciones o el deseo de pertenecer, estos grupos se propagaron con rapidez. Hay algunos que ya superaron los 10 mil suscriptores, como los casos de Villa Crespo y Villa del Parque. Melina (19 años), administradora del grupo de Palermo, opina sobre la expansión de este fenómeno: “Yo creo que tuvo aceptación porque en estas páginas encontrás las cosas que buscás (llámese prendas, electrodomésticos, calzado, etcétera) y muchas veces nuevas, a menor precio que en los locales”. Y hay más: “Por día recibo entre 20 y 60 solicitudes para ingresar en el sitio”.

Incluso muchas de esas solicitudes no pertenecen al vecino de la esquina; empresas formadas y solventes aprovechan la vidriera virtual para exhibir su mercadería con promociones tentadoras. Hay para todos los gustos: negocios de cortinas, estudio de abogados, ópticas, librerías y centros de belleza, por citar algunas.

Nada lo impide. El reglamento queda a criterio de cada administrador y en general no tiene grandes restricciones. “Si veo algo obsceno o que está fuera de las normas de convivencia, lo doy de baja. Y ese usuario ya no puede reincorporarse”, aclara Florencia Maquieyra, responsable de un grupo en Belgrano. Kaplan coincide y agrega: “Si algo no me gusta, pornografía, insultos, agravios, yo lo saco. Después, que cada uno sea libre para publicar lo que quiera”.

El aspecto negativo de esta movida pasa más que nada por el momento de la entrega o concreción de la venta en el lugar acordado. Al no tener un sistema de reputación del usuario, como sí existe en MercadoLibre, se han denunciado robos y “malentendidos” sobre el estado de los productos. Lo que sugieren los administradores es darles aviso a ellos para eliminar a la persona en cuestión, una vez comprobado el engaño. En su propio sitio, Facebook expresa que no se hace responsable por el resultado de estas transacciones y recomienda a los vendedores describir “claramente” los artículos y cumplir las “normas comunitarias”.

Fuente: La Razón