Se trata de Mauro Bongiovanni, acusado de haber asesinado con un cuchillo a su ex pareja, en una guardería de la localidad cordobesa de San Francisco, fue alojado en una cárcel común de esa ciudad y el lunes será indagado por el caso.
Mientras tanto, los restos de la víctima, María Eugenia Lanzetti (45), fueron velados durante todo el día en una cochería, por donde pasaron para despedirla familiares, amigos y ex alumnos, y debido a que un hermano se demoró en llegar desde Neuquén, el entierro será mañana a las 9.30.
También asistió el hermano del acusado del homicidio, quien fue a ofrecer su pésame a la familia sin que se registraran inconvenientes.
El único detenido por el crimen ayer, Mauro Bongiovanni (45), pasó la noche en el sector de Salud Mental del hospital Iturraspe y este mediodía fue trasladado a los tribunales de San Francisco, a 220 kilómetros de la capital provincial, para ser notificado de la acusación que pesa en su contra.
Con la cabeza gacha y esposado, el hombre fue escoltado por un policía y vestía jeans, remera negra y curiosamente estaba descalzo.
Los voceros dijeron a Télam que el detenido pidió al fiscal de Segundo Turno del área Delitos Complejos de San Francisco, Bernardo Alberione, que le conceda 24 horas para designar a un abogado defensor.
Por ese motivo, se postergó para el lunes su declaración indagatoria por «homicidio calificado por el vínculo», que tiene una pena de prisión perpetua, y la audiencia de control de la detención.
Bongiovanni también fue sometido a una evaluación médica en la que se concluyó que pese a que tiene antecedentes por problemas psiquiátricos está en condiciones de ser alojado en una cárcel común.
En diálogo con Télam, el fiscal dijo que ya recibió la autopsia realizada al cuerpo de la maestra, en la que se indica que la muerte se produjo de manera instantánea tras el ataque a puñaladas y que la víctima no llegó a defenderse del agresor.
María de los Angeles Bertorello, una amiga de Marita, aseguró que la víctima era acosada «continuamente» por su ex pareja y que, a pesar de que realizó reiteradas denuncias, «la dejaron sola» y «no quisieron ayudarla».
«Era continuo el acoso, desde el año pasado, desde mayo, no la dejaba tranquila… dos veces entró a su casa violentando la puerta y con armas del fuego, la intención de él era matarla, lo logró, y la Justicia no hizo nada, no pudo protegerla, no quiso protegerla», expresó la amiga en diálogo con Télam.
Respecto de los antecedentes de los ataques, Bertorello dijo que Bongiovanni había declarado en el área de Salud Mental del hospital Iturraspe «que quería matar a Marita y que después se iba a matar él».
Agregó que el agresor regresó la semana pasada de Punta Cana, República Dominicana, donde estuvo de vacaciones junto a un amigo, y negó que haya estado internado últimamente.
Por su parte, el presidente del centro vecinal Barrio Jardín de San Francisco, Carlos Bonzano, donde funciona el jardín de infantes «Estrellitas Traviesas», dijo que «el lugar permanecerá cerrado hasta que se conozcan los resultados de las pericias» y concurrió a los tribunales para saber los pasos a seguir y cómo encarar los tiempos para la apertura.
El crimen fue cometido ayer cerca de las 11, cuando la maestra jardinera estaba al cuidado de entre ocho y nueve niños y sorpresivamente fue asesinada a puñaladas frente a ellos.
Según testigos, el agresor ingresó al aula donde se hallaba «Marita» con otra maestra y la atacó con un cuchillo, pese a que una enfermera que estaba en el dispensario intentó evitar el hecho, tratando de golpearlo con una sillita infantil.
Media hora después del homicidio, el sospechoso fue detenido cuando salía de su casa y en su poder se secuestró un cuchillo.
Según el fiscal, el hombre estaba en tratamiento ambulatorio en una clínica psiquiátrica de la zona, aunque «comprendió la criminalidad de sus actos» al atacar a su ex mujer.
Alberione explicó que la víctima «no tuvo oportunidad de accionar» el botón antipánico que le habían otorgado en septiembre, después de ser objeto de agresiones por parte de su ex pareja, dueño de la firma Bongiovanni Hermanos, una fábrica de conservadoras termoplásticas de San Francisco, quien había sido excluido del hogar.
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