Pese a que el presidente de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti se mostró firme en sendas notas dadas a La Nación y Clarín, se encontraría en su peor momento ante el cristinismo. Sus declaraciones diciendo que la presidente se desprestigiaría si cambiara por ley el número de los integrantes de la Corte, pueden leerse entrelíneas: él temería que Cristina Fernández ya haya decidido “ir por todo”. La prueba principal de cómo el gobierno está aumentando la presión es el juicio oral pendiente por encubrimiento de la investigación de la AMIA. El Tribunal Oral N° 2 dejó trascender el martes pasado que el juicio empezaría en febrero próximo. Sin embargo, la presidente necesita montar en torno a este proceso a Carlos Menem, Hugo Anzorreguy y otros una gran cortina de humo que tape la actual e incómoda situación del gobierno en el tema. Entonces lo amenazó a Lorenzetti con ampliar el número de miembros de la Corte. Casi de inmediato, el rafaelino cedió y apuró a la Cámara de Casación para que ésta, a su vez, “apretara” al Tribunal Oral N° 2, que tiene que juzgar. Para esto se utilizaron argumentos similares a los que usó el oficialismo con la jueza Fabiana Palmaghini en la investigación del asesinato de Alberto Nisman. Habría sido el camarista jubilado Gustavo Costa quien le habría dicho a algunos vocales de Casación, especialmente a Alejandro Slockar: “decile a Jorge (por Jorge Gorini, presidente del TOF 2) que si no empieza el juicio en julio le aplicaremos la “gran Palmaghini”, es decir, que va a tener que ganar en la profesión lo que gana como camarista”.
En la cornisa
Gorini, luego de escuchar la amenaza, no dudó un segundo en arrugar, porque la Corte y la Cámara de Casación lo habrían dejado solo. Y aunque no existe hoy una mayoría oficialista en el Consejo de la Magistratura que sea suficiente para echarlo, no quiso pasar un mal momento y decidió con los otros dos jueces empezar el juicio oral el 6 de agosto, tres días antes de las PASO nacionales. La presidente está incluida en la lista de testigos y pensaría presentarse, dejando de lado la posibilidad de limitarse a un escrito, como podría hacerlo. Según está previsto, las declaraciones de CFK en esa sala de audiencias se transformaría en un discurso de campaña para las presidenciales. A Lorenzetti le habrían prometido que si obligaba al TOF 2 a que inicie el juicio oral en julio/agosto, a cambio, el gobierno no impulsaría la ampliación del número los integrantes de la Corte. Lorenzetti cumplió pero al otro día empezó la presión oficial para que algunos senadores opositores voten este miércoles a favor de la designación de Roberto Carlés como nuevo ministro del alto tribunal.
Ahora a Lorenzetti le queda usar una carta que se reserva Si el gobierno va por la ampliación de 5 a 9 miembros de la Corte, Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Fayt podrían impedir que las nuevas vacantes sean cubiertas por conjueces cercanos al cristinismo. La corte diría que se necesitan los dos tercios de senadores para designar conjueces de una nueva nómina. De llegarse a esto, las vacantes se cubrirían con presidentes de las cámaras de apelaciones El gobierno cuenta con el apoyo de la presidente de la Cámara de Casación, Ana Maria Figueroa. Pero Ricardo Recondo, desde la Cámara Civil, y Martín Irurzun, desde la Cámara Federal reforzarían la mayoría de jueces que esta, en esta crisis, con Lorenzetti Este con la causa del encubrimiento de la AMIA hizo el papel de Neville Chamberlain y ahora le toca optar entre acercarse al ejemplo de Winston Churchill o arriesgarse a ser sepultado por el cristinismo.
Guillermo Cherashny/informadorpublico.com