Parkinson, una enfermedad con la cual hay que convivir

Es una dolencia crónica que modifica hábitos y costumbres en todo el grupo familiar; Si es bien tratada, se puede contar con una buena calidad de vida para quien la sufre

El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por afectar principalmente la capacidad de movimiento, provocando, como síntomas fundamentales, lentitud, rigidez muscular y temblor, además de otros trastornos que acompañan la evolución de la enfermedad. También es frecuente la aparición de trastornos posturales en el equilibrio y la marcha, disfonía (voz susurrante), alteraciones en la escritura (con trazos pequeños, micrografía) y la pérdida de la expresión facial.
Una vez detectada la patología, el paciente debe asumir que tendrá que convivir con la enfermedad por el resto de su vida, instancia que no todos logran procesar de manera rápida y eficaz, por lo que la contención y el acompañamiento familiar se tornan claves.
María Gloria Causa tiene 70 años y hace 10 años que convive con el Parkinson. “Tengo temblor en la mano izquierda, la suerte de todo esto es que soy diestra”, confió en charla con EL DIARIO, tratando de alivianar la carga que supone sobrellevar esta enfermedad. “Los primeros síntomas que tuve fueron temblores en la mano izquierda y los sigo teniendo, pero estoy tratada y medicada, con lo cual la enfermedad no avanza tan rápido”, contó.
En el caso de María Gloria, la enfermedad se desató a raíz del altísimo estrés que le provocó la muerte repentina de su madre. “Empecé a manifestar una depresión que creí que era consecuencia de mi duelo, pero se juntaron las dos cosas y comenzaron a caerme lágrimas que no podía controlar y al consultar a un médico logramos contrarrestar esos síntomas, pero la aparición de la enfermedad fue inminente”, recordó.
Atenta a esta situación, y una vez superado el desasosiego del diagnóstico, María Gloria comprendió que debía convivir con la enfermedad, y para eso tenía que reprogramar sus días y comenzar a vivir con algunas limitaciones que no tenían que ser un impedimento para sus actividades cotidianas.
“Hago aquaeróbic y eso me ayuda a la elasticidad del movimiento”, destacó.
No obstante ello, María Gloria hizo hincapié en que nada de esto sería posible sin la ayuda de su familia. Es madre de tres hijos y cuatro nietos y en su casa hace las tareas hogareñas con otros ritmos; “las cosas de la casa las hago más lentamente, al igual que los mandados y los trámites”, detalló.
“Tengo una muy buena familia que me ayuda y me tiene paciencia, algo que lamentablemente no le pasa a todos; hay personas que no comprenden esta enfermedad, no entienden que a veces uno no se puede levantar porque está entumecido, duro y no puede moverse. En esta enfermedad la comprensión es fundamental para el que la padece”, alertó.
La enfermedad de Parkinson provoca una profunda depresión. “Es muy duro saber que vas a tener que convivir con una enfermedad que no tiene cura”, se sinceró María Gloria.
“Comprender que es para toda la vida es lo más duro de esta patología y esta es una de las enfermedades que más depresión provoca, precisamente por esta condición”, insistió.
EN COMÚN. Compartir experiencias ayuda. Por eso, hasta el año pasado, el primer jueves de cada mes se reunía en la Biblioteca Popular de Paraná un grupo de autoayuda orientado a quienes padecen la patología. El grupo de autoayuda para enfermos de mal de Parkinson de Paraná se llama María Elena Rodríguez Segón, en homenaje a una de sus fundadoras, ya fallecida. Está orientado a quienes la padecen, sus familiares e interesados.
“Hablar entre nosotros y compartir las experiencias diarias nos ayuda mucho”, aseguró María Gloria; quien lamentó que los problemas familiares y las consecuencias de la misma enfermedad hayan imposibilitado retomar los encuentros este año, no obstante, no pierde las esperanzas de volver a aunar esfuerzos y lograr que las reuniones continúen.
“Esta es una enfermedad con un enorme componente anímico, y no todos tienen las fuerzas para salir de su casa”, admitió. “En el grupo aprendí mucho, porque cada uno contaba sus vivencias y había profesionales que nos hablaban y ayudaban”
También asistían a los encuentros familiares de los enfermos, interesados en conocer más sobre el Parkinson para lograr un mejor acompañamiento.

Síntomas
La enfermedad de Parkinson es padecida por 1 de cada 1.000 personas, comienza en general luego de los 50 años (aunque se describen casos de Parkinson en menores de 40 años y aún en niños) y el riesgo de padecerla se incrementa con la edad. La causa de la enfermedad no está aclarada en su totalidad. Se sabe que en un lugar del cerebro, llamado sustancia nigra, se produce una pérdida en el número de neuronas y una disminución en la producción de un neurotransmisor, llamado dopamina, que es vital en la generación y facilitación del movimiento. Hay más neurotransmisores afectados en la enfermedad de Parkinson que explican otros síntomas, como la seborrea, la depresión, alteraciones cognitivas y trastornos autonómicos (alteraciones de la presión arterial, incontinencia de esfínteres y sudoración, entre otros).
Últimamente se ha considerado la importancia de síntomas previos a la aparición de los trastornos del movimiento, denominados “síntomas premotores”, que incluyen la pérdida del olfato, la constipación, la depresión crónica y la alteración del sueño.

  (Radio La Voz)