El reality es idéntico a su primera edición. Lo más novedoso fueron las tremendas críticas de los tres jurados. Francisco, el favorito.
La segunda edición de MasterChef comenzó anoche por la pantalla de Telefé (en Mendoza se pudo ver por Canal 9) sin muchas sorpresas o ingredientes nuevos. De hecho si no fuese por las caras nueas de los participantes y las agresivas devoluciones del jurado, podríamos pensar que estamos viendo la edición 2014.
El ciclo otra vez es conducido por Mariano Pelufo, quien presenta a los nuevos postulantes que quieren demostrar sus aptitudes en la cocina ante la atenta mirada de Christophe Krywonis, Germán Martitegui y Donato De Santis, un jurado muy exigente.
“¿Te das cuenta de que fue pésimo el plato, no? Es incomprensible, casi antihigiénico”, disparó Krywonis, quien cerró su devolución… ¡comiéndose un langostino crudo! «Éste estaba rico», le dijo irónicamente. Luego Martitegui agregó, tajante: “La única forma que yo encuentro de vengarme de lo que comí es cantarte pero te voy a ahorrar el dolor. Mi voto es un no”. De Santis le dio la unanimidad a la negativa!. fueron algunas de las terribles devoluciones que hizo el jurado le hizo a uno de los concursantes.
Pedro, otro de los participantes tampoco tuvo mucha suerte con el resultado final de su filet de merluza al roquefort con papines andinos: “Es horrible lo que acabo de comer. No está logrado para nada”, empezó diciendo Christophe. Pero la devolución de Donato fue la más incisiva: “Tenemos que tomar esto como ejemplo. Esto es un perfecto ejemplo de lo que los que vienen acá no tienen que hacer. Es un exceso de todo”, finalizó sin filtro.
El ingrediente de emoción despues de casi dos horas de maltrato, lo aportó Francisco Taberna (36), un carpintero y herrero de Remedios de Escalada se planteó conquistar a Donato De Santis, pero además tuvo la yapa de seducir con sus sabores a Christophe Krywonis y Germán Martitegui.
Delante del trío, Francisco explicó su receta: «Es pasta e fagioli. Este plato lo hacían mi mamá y mi abuela, siempre nos cocinaban estas comidas con contundencia para que creciéramos así de ‘flaquitos’ (risas). Era el plato preferido de todos los primos». La curiosidad es que el pan horneado en la madrugada por el participante era a la vez el cuenco donde estaban los otros ingredientes.
Tras la contundente aprobación de Christophe y Martitegui, el final de lujo le quedó a Donato, quien se conmovió hasta las lágrimas. «Hay cosas que emocionan… Va más allá del plato y de la historia. Cuando uno cuenta su experiencia… Te felicito», concluyó De Santis mientras se secaba con una servilleta.
Fuente: www.losandes.com.ar