Desde que comenzaron a conocerse los audios que recopiló el suicidado fiscal Alberto Nisman, el ex dirigente piquetero y ex funcionario kirchnerista Luis D’Elía adoptó un perfil inusualmente bajo. En las escuchas se develó su rol como negociador frente al gobierno de Irán para que se aprobara el Memorándum de Entendimiento a cambio de contraprestaciones que aún no fueron dilucidadas. Y mientras cumplía la orden no escrita de no salir a los medios, lanzó mensajes en las redes sociales en los que se victimizaba por haber sido, supuestamente, abandonado por el Gobierno y sus medios satélites.
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Sin embargo, todo era una impostura. Luis D’Elía nunca estuvo fuera del gobierno y hoy tiene influencia sobre un presupuesto de 246 millones de pesos anuales. Estos fondos, de hecho, son manejados por uno de sus hombres de mayor confianza que fue puesto en su cargo, precisamente, gracias a su influencia sobre la presidente Cristina Fernández de Kirchner.
Se trata de Rubén Pascolini, que continúa al frente de la Secretaría Nacional de Acceso al Hábitat Social dependiente Jefatura de Gabinete de Ministros. La oficina de Pascolini es la sucesora de la antigua Subsecretaría de Tierras para el Hábitat Social, en la que D’Elía prestó servicios hasta noviembre de 2006, cuando fue eyectado del gobierno por el entonces presidente Néstor Kirchner. Su salida fue una sumatoria de escándalos que incluyeron la toma de la Comisaría 24 de Buenos Aires, la escalada de acciones antisemitas que provocaron una reacción airada de la comunidad judía, como así también una posición no siempre condenatoria hacía los supuestos culpables del ataque a la mutual AMIA. Y cuando D’Elía dejó su cargo, Pascolini apareció para cubrir el puesto vacante.
Pascolini provenía del sindicalismo de Víctor de Gennaro en ATE y fue uno de los creadores e impulsores de la incorporación de desempleados a la afiliación y participación ciudadana. El arquitecto cambió su vida cuando conoció a D’Elía y, raudamente, se alejó de su padrino político, el “Lula argentino” como le decían a de Gennaro a comienzos del siglo XXI.
Al momento de ser nombrado funcionario del Ejecutivo, en las gacetillas oficiales referidas a Pascolini se recordó su egreso con medalla de oro de la Facultad de Arquitectura de La Plata y su militancia social. Pero nada se dijo de su estrecha relación con Luis D’Elía, quien era ya para entonces su jefe político inmediato. Y menos aún, que se trataba del número dos del partido MILES, la agrupación que dirige el ex piquetero.
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En paralelo, Pascolini, como miembro de la mesa directiva del partido, no ocultaba su apoyo a la actividad pro iraní de D’Elía y hacia los viajes políticos que lo llevaban a Teherán. El jefe del MILES fue invitado en varias ocasiones por el régimen teocrático persa junto a dirigentes argentinos afines como es el caso del padre Mario Farinello, el ex diputado Mario Cafiero, el ex intendente peronista de Ensenada Mario Secco, el polifuncional Fernando Esteche, la diputada Alicia Sánchez (esposa de D’Elía) y Jorge Rachid, jefe del movimiento Soberanía y Liberación.
En los hechos y según informan hombres vinculadas al ex piquetero, la oficina encargada de la regularización de tierras que tenía por público a los sectores más humildes del conurbano, nunca dejó de ser manejada por D’Elía, pese a que su hombre de confianza figurara como responsable en los papeles. Se trataba de un ente estratégico para la propaganda oficial y no faltaron los actos de entrega de títulos de propiedad a los que asistieron Cristina Kirchner y en los que se vio a Luis D’Elía, supuestamente fuera del gobierno, entregándolos como si reconociera ser gestor de la regularización de propiedades. Recuerda Marcelo Arbit, ex mano derecha del piquetero, “Luis nunca se fue del gobierno ni del poder”.
Es así que el tándem D’Elía-Pascolini representó un bastión de MILES dentro del gobierno durante nueve años. Según dos allegados a D’Elía, el nombramiento de Pascolini “fue parte del acuerdo para mantener contento y en paz al ex piquetero”.
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Es más, en noviembre de 2014, en un acto televisado por la cadena nacional, la presidente Cristina Fernández de Kirchner tomó juramento a Rubén Pascolini luego de ascender de rango a la antigua Subsecretaria del Hábitat y convertirla en Secretaría de Estado. Esto ocurría mientras el fiscal Alberto Nisman daba los pasos finales de su investigación y preparaba la denuncia que involucraría al dirigente piquetero en la negociación con los iraníes para desvincularlos del atentado contra la AMIA. La suspicacia podría hacer suponer que si el Gobierno sabía de la investigación de Nisman, aquel ascenso de Pascolini debería ser interpretado como un respaldo velado al actual jefe de MILES.
Al conocerse el presupuesto para el año 2015, ese respaldo tuvo un capítulo económico nada despreciable. Se le asignaron un total de $ 246.187.880, de acuerdo al desglose de la previsión de gastos anual que presentó el Poder Ejecutivo.
El gasto de Pascolini para 2015 y los sueldos de sus empleados
Según los documentos oficiales a los que accedió (Eliminando Variables), el programa dirigido por la mano derecha de D’Elía tiene como objeto “ejecutar una política nacional de regularización de dominio de tierras, que posibilite obtener el título de propiedad”. Por esa razón, Cristina Fernández de Kirchner informaba que no se trataba de un plan de construcción de viviendas sociales sino “de lograr que los barrios informales, muchos de ellos denominados villas, sean incorporados”.
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El detalle del presupuesto asignado a Pascolini para 2015 es en extremo impreciso sobre el modo en que se gastarán los 246 millones de pesos (aparece en demasía el código “9999” para asignar gastos, número que identifica un destino para la erogación que lo conocen únicamente quienes diseñaron el plan financiero del ente). Sólo indican que del total, se gastarán unos 18.000.000 de pesos al personal de planta permanente, una cifra extraordinaria si se considera que la dotación de empleados declarada es de apenas 32 personas.
Si se divide el total de empleados por el gasto en personal, el resultado arroja una sorprendente conclusión: En el 2015, cada empleado de Pascolini cobrará un promedio de $ 47.265 mensuales, sin contar cargas sociales ni aguinaldo.
En resumen, el hombre de D’Elía en el gobierno les paga a sus empleados una cifra similar a la que recibía el experto en informática Diego Lagomarsino, ex asesor del fiscal Nisman.
Posteriormente se afirma que 11 millones se utilizarán para el “retribuciones de contratos” y se reservan $ 765.000 para el “gabinete de autoridades superiores”. Un resto de 1.18 millones se destinarán a aguinaldos y servicios extraordinarios.
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En el cuarto apartado del presupuesto dedicado a la oficina manejada por Pascolini, titulado “Transferencias”, se informa el destino de los restantes 203 millones de pesos que se reparte entre entidades municipales, intendencias, gobiernos provinciales y cooperativas. Las Universidades nacionales, sin especificar, reciben sólo el 1 por ciento del total: 2 millones. Los gobiernos municipales, el 60 por ciento: 120 millones de pesos mientras que las provincias, solo 4 millones y medio. Néstor Kirchner prefería negociar directamente con los intendentes, no así con los gobernadores. Recordemos que el plan está focalizado, como dijo la Presidenta, en la provincia de Buenos Aires. Las cooperativas, en cambio, recibieron $ 38.190.000. Pero en el último apartado, aparecen otros 36.610.000 pesos que su destino también son los municipios. Bajo el rótulo de “Regularización Dominial de Tierras”, los intendentes vuelven a ser los grandes ganadores de la partida.
Luis D’Elía sabe que la estratégica Secretaria Nacional del Hábitat, es una poderosa herramienta de proselitismo en tiempos electorales y que tendrá ascendente sobre ella en tanto siga a cargo su hombre de confianza, el arquitecto Rubén Pascolini, al igual que los 246 millones de pesos que manejará esa oficina durante el año 2015.
Es decir que, en contra de lo que pueda lamentarse D’Elía en público, el dirigente ultrakirchnerista sigue teniendo bajo control un millonario presupuesto para apoyar el proselitismo del Gobierno en un año en el que este tipo de oficinas serán cruciales para lograr apoyos en el conurbano bonaerense, quizás la región que decidirá el nombre del próximo presidente.
Luis Gasulla e Ignacio Montes de Oca
informadorpublico.com