Sal si puedes: juegos de escape en la Ciudad

Este entretenimiento que hace furor en el mundo ya tiene sus versiones locales. La consigna: descifrar pistas para encontrar la salida en sólo una hora.

Sos el principal sospechoso de un asesinato y estás encerrado en el lugar del hecho. O ya estás adentro del calabozo de la comisaría. O no mataste a nadie, pero querés robar una estatuilla de un museo sin ser visto. O estás en un hospital psiquiátrico, oscuro y tenebroso. En cualquier caso, tenés 60 minutos para huir.

De eso se trata un nuevo género de entretenimiento que desembarcó hace poco en la Ciudad: el escape en vivo. Cual detectives, los participantes deben descifrar pistas para llegar a la clave que permita abrir la puerta en menos de una hora.

“La oficina” y “La venganza” del detective Spencer son las dos propuestas de Eureka Leg, los primeros en traer a estas pampas esta tendencia exitosa alrededor del mundo. Hasta el año pasado, Roy Christensen, Cristian Buono y Diego Pontoriero eran un grupo de amigos que se juntaba a jugar al póker. Pero el primero llegó con la idea desde Europa y, tras muchas pruebas y creatividad, los tres lanzaron una versión local en un centro cultural de Almagro.

La saga de Juegos Mentales, en cambio, se sitúa más lejos de los escenarios de las novelas policiales, aunque en espacios que pueden ser igual de intrigantes: un psiquiátrico y un museo a altas horas de la noche. Fueron creados por Danil Tchapovski y Alekxandr Matviychuk, quienes nacieron en Rusia y Ucrania respectivamente, pero hace 15 años que viven en el país.

Los primeros juegos de escape fueron virtuales y online. Hasta que en 2007 pasaron a ocupar escenarios reales en Japón, modalidad que se extendió luego a Rusia, Europa y Estados Unidos. “Lo bueno de hacerlo en un espacio físico es que, en lugar de estar vos solo en tu casa enfrente de una computadora, acá interactuás con varias personas, trabajás en equipo, te reís, transpirás. Tiene mayor adrenalina”, asegura Buono.

Fue quizás por esos orígenes que quien huyó antes que nadie de una de las habitaciones de Eureka Leg fue un grupo de jugadores de videogames: tardó sólo 35 minutos.

Sin embargo, no hay que ser un experto para salir de la habitación. “Muchas veces son los nenes son los que más fácil detectan algunas pistas, porque quizás los más grandes somos más estructurados. Los chicos buscan en todos lados”, reconoce Buono. Tanto su propuesta como la de Juegos Mentales pueden disfrutarse desde los 8 años de edad, con un mayor presente.

En pleno desafío, el paso del tiempo aumenta la tensión y, también, la frustración, que muchos descargan en las mismas instalaciones que sirven de escenario. “Tuvimos que reforzar la estructura, cambiar algunas cosas, poner cintas de protección. Aunque aclare a la gente qué es lo que no se puede hacer, una vez que cierro la puerta, se olvidan y empieza a arrancar paredes, pisos. Pero se arregla en los turnos libres”, explica Tchapovski.

“¿Y los claustrofóbicos?”, se preguntan algunos. Los creadores de ambos espacios coinciden en que estos juegos ayudan a superar esa fobia al ofrecer una experiencia de encierro que es controlada, en la que quien quiere se retira cuando desea (pero ya no puede volver a entrar). Además, así no se resuelva el desafío, la puerta se abre igualmente pasados los 60 minutos.

Aunque suene difícil, tanto ingenio, paciencia y trabajo en equipo tienen su recompensa. “Cuando ganan, todos salen eufóricos, gritan, corren, aplauden”, cuenta Tchapovski. “La mayoría nos dice que, si tiene un problema, durante esa hora de juego se olvida de todo”. Se gane o se pierda, intentar huir de una habitación puede servir entonces para escaparse de otras cuestiones a veces más agobiantes, aunque sea por 60 minutos.

Fuente: La Razón