Pocha es sinónimo de solidaridad en la región

Una mujer de 74 años que vive en Ringuelet, junta donaciones y ayuda al que menos tiene desde hace 5 décadas. Comenzó con su marido y hoy sigue junto a sus hijos. Desde los barrios carenciados de La Plata, hasta cualquier rincón del país

Le dicen Pocha. No importa su nombre de pila. O por lo menos, así le hicieron saber a diario Hoy, cuando el periodista interrogó sobre su identidad. “Pocha, así la conocen en todos lados, no importa su verdadero nombre”, explicó entre risas uno de sus hijos. Esta mujer de 74 años, no es una mujer más. Desde hace 5 décadas vive para ayudar al prójimo. Junta donaciones y ayuda a todos los que pueda y que necesiten. El domingo sale otro camión rumbo a Córdoba, para colaborar con los que perdieron todo tras el temporal.

Son pocas las personas que pasan casi toda una vida a disposición del prójimo y atenta a cada una de las necesidades de los que menos tienen. Pocha, es una de esas pocas. Se casó con Don Leonardi, mecánico con taller propio y mientras su marido metía manos en los fierros, ella lo hacía acomodando bolsas y donaciones que llegaban a su casa de 14 entre 509 y 510, en Ringuelet. “Empezaron con mi papá de a poco, despacito y hoy ya tenemos un equipo de donaciones armado. Con camionetas y combis a disposición que llevan las cosas a cualquier punto del país”, contó uno de sus hijos, quien prefiere mantenerse en el anonimato.

Hace 15 años, su marido falleció y hoy los familiares lo acompañan y la ayudan (Alejandro, Oscar, Franco, Roberto y Fernando). En una primera instancia, las donaciones eran limitadas y estaban destinadas a situaciones en particular. Hoy en día, llegan durante todo el año a Villa Castels, el Arroyo del Gato y barrios más carenciados de la región. Aunque su fuerte siempre fue estar presente en catástrofes como la que atraviesa Córdoba, Corrientes o cualquier otro punto del país. “El domingo salimos para Córdoba y volvemos el Lunes”, contó su hijo.

Pocha tiene centenares de personas que acompañan su vocación y que le envían a su casa de 14 y 509 bolsas de ropa y alimentos para una futura donación. Sin embargo, esa ropa que llega es revisada y separada por Pocha, quien las lava una por una y las deja lo mejor posible, para entregarlas bien presentables y con todo el amor del mundo, las vuelve a ordenar.

Su entorno cuenta que muchísimos políticos se acercaron para poner su nombre en la movida solidaria, pero que “bajo ningún punto de vista ella lo iba a permitir”. El dinero para los traslados y los movimientos sale del bolsillo de la familia y de la voluntad de Pocha.

Fuente: Diario Hoy