A Jorge Meniguelli y a su esposa, Liliana Mayorga, un matrimonio amigo de Jorge Mangeri, los interrogaron durante más de cinco horas. Incurrieron en algunas contradicciones y no pudieron sostener la principal coartada del acusado del homicidio de Ángeles Rawson sobre los apremios ilegales que le habría aplicado la policía para que confesara su presunta participación en el asesinato de la estudiante de 16 años, ocurrido el 10 de junio de 2013, en el edificio de Ravignani 2360, Palermo.
Con paciencia interminable y preguntas simples, los jueces Ana Dieta Herrero, Fernando Ramírez y Jorge Gettas intentaron que el portero amigo de Mangeri y su mujer explicaran cuándo fueron las agresiones que el imputado relató en su indagatoria y por qué ninguno de ellos las denunció en aquel momento.
En un interrogatorio de más de cinco horas, los fiscales Fernando Fiszer y Sandro Abraldes y el abogado Pablo Lanusse, que representa a la familia de la víctima, formularon preguntas que estaban dirigidas a tratar de establecer si Meniguelli, que trabaja en un edificio de Marcelo T. de Alvear al 900, sabía que Mangeri se había hecho las quemaduras en su cuerpo para enmascarar las lesiones que le habría provocado Ángeles al defenderse del ataque que le costó la vida.
Meniguelli recordó que el viernes 14 de junio de 2013 vio a Mangeri con una lesión en la mejilla y que puso desinfectante en las heridas que el acusado tenía en el resto del cuerpo.
Afirmó que Mangeri llegó a su casa el 13 junio y que, en una charla íntima que mantuvieron en el sótano del edificio en el que trabaja, «se puso a llorar y a patalear como un chico. [Decía] que la policía lo había amenazado y que lo habían obligado a subir en un Volkswagen Polo negro, donde le apuntaron con un arma y lo amenazaron con un cuchillo. Cada dos palabras me rogaba que cuidara a Diana».
Los jueces les preguntaron a Meniguelli y a su esposa si no les había llamado la atención que Mangeri llegara a su casa un día de semana y que se quedara a dormir, cuando eso no era un hábito. «Jorge no quería ir a Ravignani porque no quería que lo acosaran los periodistas. Tenía miedo», expresó Meniguelli.
«Pero a usted también le tocaron el timbre los periodistas y no se fue a dormir a otro lado. Además, después de que Mangeri quedó detenido, Diana volvió a Ravignani y los periodistas seguían en la puerta y nada había cambiado», replicó el fiscal Fiszer, al sostener que el único que cambió su rutina después del 10 de junio de 2013 fue el acusado.
Fue la jornada más extensa del juicio oral por el homicidio de Ángeles. A primera hora de la mañana, Dominga Torres, la empleada doméstica de la casa de Ángeles, afirmó que la adolescente no había ingresado en el departamento de la planta baja el 10 de junio de 2013. Esta declaración reforzaría la sospecha de la querella y de la fiscalía de que Mangeri habría interceptado a la joven cuando llegó al edificio.
El abogado Adrián Tenca, que defiende a Mangeri, calificó como mendaz la declaración de Dominga Torres y anticipó que pedirá su procesamiento por presunto falso testimonio durante sus alegatos.
Además, un vecino que integra el consejo de administración del edificio de Ravignani 2360 afirmó que había rumores que indicaban que Mangeri había acosado a dos empleadas domésticas que trabajaban en el inmueble..
Fuente: LA Nación