En su entorno admiten la preocupación por el freno de las recorridas. Pero su imagen en la provincia crece.
La campaña presidencial del gobernador José Manuel de la Sota quedó detenida en el tiempo desde el 15 de febrero, cuando cayó el primer temporal sobre la provincia de Córdoba y causó ocho muertes en las ciudades ubicadas sobre las Sierras Chicas.
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Por el tamaño de la crisis, que con el paso de los días siguió extendiéndose hasta otras ciudades del interior -como Idiazábal, que se evacuó en un 100 por ciento- De la Sota debió abandonar sus muy habituales recorridas por otras provincias. Ya había desistido de participar en la marcha del 18F.
De la Sota aprendió la lección de cuando la crisis policial de fines de 2013 lo sorprendió en Panamá. Su foto en el freeshop del aeropuerto le costó carísima.
El gobernador no usa saco desde hace casi un mes. Todas sus imágenes son con campera, para exhibir la típica imagen del que está en la zona de conflicto. Ni siquiera fue este miércoles a la asunción del nuevo vocal del Tribunal Superior de Justicia, tarea que delegó en la vicegobernadora Alicia Pregno.
Fuentes del Panal (la casa de gobierno cordobesa) admiten la preocupación por el freno de la campaña presidencial. Además, es notoria la desaceleración de su discurso opositor, necesitado como está de recibir una fuerte ayuda económica de la Nación. El propio gobernador ha calculado que el costo del desastre climático, nada más que en la recuperación de la infraestructura destruida, es de alrededor de mil millones de pesos.
Mientras tanto, Mauricio Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa siguen la puja presidencial, cada vez más lejos de los pobres porcentajes de De la Sota en las encuestas.
Como contrapartida, la imagen de De la Sota en la provincia de Córdoba ha crecido. Su intensa aparición pública como un gobernador preocupado por la crisis lo ha favorecido.
Advertidos de esta situación, los principales dirigentes de la oposición se han acercado a él, y han postergado las críticas por las consecuencias de las lluvias; muchos de ellos aseguran que la deforestación masiva que impulsó De la Sota es una de los motivos por lo que se han producido tremendas inundaciones.
Luis Juez lo llamó por teléfono y se puso a su disposición. Luego, en una entrevista radial dijo que “el problema no es de él, es de todos”. Para un dirigente tan filoso como Juez, la prudencia llama la atención.
Además, los diputados y senadores nacionales de todos los partidos políticos de Córdoba se reunieron con el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, para pedirle que la Nación ayude a la provincia de Córdoba.
De la Sota está blindado de las críticas, y seguirá así al menos hasta que bajen las aguas.
La pregunta que comenzaron a hacerse algunos dirigentes del peronismo es si este subibaja de De la Sota, debilitado en su campaña presidencial pero fortalecido en la provincia, no terminará por torcer el destino de quien puede presentarse por una nueva reelección como gobernador.
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