Apresan a un presunto narco por el asesinato del subcomisario en Parque Chacabuco

Se trata de un joven de 21 años que hace cinco meses fue absuelto en un juicio por un homicidio en la villa Zavaleta. La víctima, de 47 años, iba con su esposa en un costoso auto. Era segundo jefe de la comisaría de la zona en la que fue asesinado.

Un joven de 21 años, que hace cinco meses fue absuelto en un juicio al que llegó acusado por asesinar a dos hermanos en la villa Zabaleta, fue detenido como principal sospechoso por el crimen del subcomisario de la Policía Federal, asesinado a tiros delante de su mujer en el barrio porteño de Parque Chacabuco.

Según publica el diario La Nación, el detenido es Matías Sanabria, de 21 años, que vivía en la villa Zavaleta, un barrio situado en la jurisdicción de la comisaría 32, en la que Gustavo Daniel Mazzucco, de 47 años, se desempeñaba como tercer jefe. El subcomisario de la Policía Federal fue acribillado delante de su esposa, a la que había llevado a cenar porque cumplía años. A las 22.40, cayó junto a su Hyundai Génesis 2011.

Una de las hipótesis es que le tiraron para robarle la cupé, valuada en 400.000 pesos. Pero el hecho de que revistara en la seccional que tiene bajo su órbita a la villa Zavaleta hace que los investigadores del caso no descarten otras teorías, entre ellas, algún tipo de conocimiento previo entre víctima y victimario.

Sanabria es, por ahora, el único detenido. Herido en el tiroteo, fue llevado al hospital Piñero, donde está internado con custodia policial. Otro delincuente fue herido por Mazzucco, pero a ése sus cómplices lograron llevárselo. El auto que usaron para atacar al subcomisario, un Audi A4 gris robado hace cuatro días, apareció abandonado y quemado en la villa Zavaleta.

En ese asentamiento a Sanabria se lo conocía como el «Indio», presunto integrante de una banda narco liderada por un personaje identificado como «el Topo».

Tras un juicio oral que terminó en septiembre pasado, fue absuelto por el Tribunal Oral N° 7 por falta de pruebas. Estaba acusado de haber matado a los hermanos Pedro y Jorge Zárate dentro de la villa. Para la policía había dos posibles móviles de ese doble homicidio: que las víctimas lo hubiesen denunciado porque consumía drogas y manejaba armas en la puerta de su casa o un ajuste vinculado al control del territorio de venta de drogas.

Durante la investigación hubo dos testigos clave: una vecina y un camionero. Aparentemente, la mujer, atemorizada, no se animó a identificar a Sanabria cuando lo tuvo frente a frente en el juicio. En tanto, el camionero nunca pudo ser localizado por la Justicia.

Al derrumbarse las dos principales pruebas de cargo, Sanabria y su presunto cómplice -Andrés Cofre, alias «Lusian»- fueron absueltos.

Cinco meses después, la policía volvió a tener noticias de Sanabria. Ahora lo vinculan con el Audi desechado en una de las entradas de la villa. Horas antes, desde ese auto le habrían disparado al subcomisario Mazzucco, cuando circulaba en su Hyundai por Parque Chacabuco.

Mazzucco, que había estado ese día de franco, había ido a cenar con su esposa a un restaurante para festejar el cumpleaños de ella. Conducía su cupé por Del Barco Centenera. A esa hora, en Parque Chacabuco los negocios estaban cerrados y en la calle no había nadie, quizás porque a esa hora se jugaba la final de la Recopa Sudamericana.

Pero al llegar al 1200 de Centenera cuatro sospechosos le cruzaron el Audi A4; tres de ellos se bajaron del auto gris y abrieron fuego en dirección al asiento del conductor.

«¡Bajate, hijo de p…!», escuchó Aldana -una vecina de la cuadra- que le gritaron al que conducía la cupé. Hubo un recio tiroteo, del que dan cuenta las 35 vainas que, más tarde, levantaron los peritos criminalísticos en la escena del crimen.

«Pensamos que le estaban robando a alguien», dijo la chica. Su padre, Rubén, agregó: «La escena era confusa y dramática. Por un lado, un hombre yacía al lado de un vehículo blanco de alta gama. Gritaba ¡vení y terminame de matar!», contó el vecino.

«Dani, no me dejes», le rogaba a Mazzucco su esposa; el hombre, gravemente herido de dos tiros, apenas respiraba. Estaban sentados en el cordón de la vereda, al 1259 de Centenera. Un móvil que llegó lo trasladó al hospital Churruca, pero llegó sin vida.
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