Los vecinos, culpables de la basura

La basura que se acumula en las calles de la Capital y en distintas ciudades del país es un problema que moviliza y preocupa a los vecinos. Pero según una encuesta nacional realizada por TNS Gallup, el 65% considera que la suciedad es producto del mal comportamiento de la gente, mientras que el 20% se lo adjudica a una deficiente acción de los gobiernos.

Eso sí, el sondeo, realizado sobre un universo de 1004 personas mayores de 18 años en todo el país, revela que para ocho de cada 10 argentinos son los demás -y no ellos mismos- quienes ensucian las calles. Además, la mayoría cree que la educación es la mejor solución al problema.

En cuanto a la Capital, un distrito por el que transitan más de 6 millones de personas por día, el 79% afirma que la ciudad definitivamente está sucia (ver infografía). La Nacion recorrió una zona conflictiva por los residuos que se acumulan en sus calles: el microcentro porteño. Idéntica situación se advierte en San Telmo y Balvanera.

Allí, cada noche pueden verse residuos desperdigados en las esquinas, las bolsas rotas por el paso de los cartoneros y hasta roedores que hurgan en los resabios de comida. La suciedad en arterias como Venezuela, México, Moreno, 25 de Mayo, Belgrano, Córdoba y la Avenida de Mayo se explica -en gran parte- a que recuperadores que transitan por esa zona destruyen las bolsas en busca del preciado papel.

Si bien el gobierno porteño indicó que hay unos 2000 recuperadores inscriptos en un programa de reciclado -reciben un subsidio y utilizan un uniforme especial y guantes-, otros 2500 no lo están. Y en la zona del microcentro, un lugar principalmente de paso por la gran cantidad de oficinas y organismos públicos y privados que hay allí, la actividad de los cartoneros está ajena a los controles. La deficiencia en el servicio de recolección es notoria.

Las autoridades porteñas reconocen este problema y, ahora, prometen que en 90 días los vecinos del micro y macrocentro advertirán mejoras en las calles. Así lo indicó Marta Tatti, directora general de Reciclado de la ciudad, quien afirmó: «En el microcentro todavía no pusimos en marcha la regularización de los cartoneros, por lo tanto, quienes trabajan en esa zona no cuidan tanto el espacio público. Pero tengo el compromiso del ministro Santilli [de Ambiente y Espacio Público] para ponerlo en marcha y, por eso, en 90 días se advertirán cambios importantes en esa zona».

En distintos puntos del microcentro se advierten por la noche numerosos cartoneros que separan el cartón y luego lo venden en los «camiones balanza», una actividad que está prohibida. El kilo de papel tiene un valor de 0,65 centavos; el papel blanco, 1,10 pesos, y el plástico, 1 peso.

«Hace cuatro años que junto cartón y se lo vendemos a un tipo que pasa con un camión a la medianoche, por la calle Alsina al 600. Dejamos la basura así porque no hay tiempo para limpiar. Es así, tenemos que abrir las bolsas…», dice Eliseo, de 21 años, que acopia y separa el papel en la vereda de la Avenida de Mayo al 600.

Allí, a media cuadra de la Jefatura de Gobierno de la ciudad, vecinos y transeúntes protestan porque la basura apilada obstruye toda la vereda y, también, el carril izquierdo de la Avenida de Mayo. «Esto es una locura, hace dos años que están acá y lo han tomado como un lugar de reciclado», dijo Miguel, encargado de un puesto de flores.

El plan de ordenamiento
Como se dijo, según la información oficialmente, hay 2000 recuperadores urbanos en la ciudad que están registrados. Cobran un subsidio de entre 350 y 650 pesos por mes, tienen una credencial, una vestimenta especial y cumplen con una serie de requerimientos, como trabajar sin la compañía de menores y utilizar la indumentaria correspondiente. Este plan le cuesta a la ciudad 92 millones de pesos anuales. Pero muchos más no están registrados.

«Queremos normalizar al recuperador urbano que está en la zona del micro y macrocentro de la ciudad y organizarlo en cooperativas de trabajo, como ya hicimos en Palermo y Recoleta, por ejemplo. Tendrán un responsable de grupo que los contenga, que los controle, y harán bien su trabajo, ya sin ensuciar», estimó Tatti.

Fuente: La Nación