Las supercomputadoras aplicadas a la investigación científica ya han demostrado su capacidad de procesar cantidades ingentes de datos y de extraer conclusiones inteligentes de ellos. El siguiente paso, en el marco de la automatización de los laboratorios, es dotar a un ordenador de los accesorios periféricos necesarios para llevar a cabo experimentos reales, no meras simulaciones informáticas, que le permitan guiarse por sus resultados.
Estos “científicos robóticos” son una extensión de la tendencia hacia una implicación creciente de la automatización en la ciencia. Pueden desarrollar y probar de forma automática hipótesis para explicar observaciones, llevar a cabo experimentos utilizando robótica de laboratorio, interpretar los resultados para corregir sus hipótesis, y después repetir el ciclo, automatizando las investigaciones basadas en una alta producción de hipótesis. Los científicos robot también están bien adaptados para registrar el conocimiento científico: a medida que los experimentos son concebidos y ejecutados automáticamente por ordenador, es posible captar al detalle y archivar digitalmente todos los aspectos del proceso de investigación científica.
Eve (Eva), una nueva científica robot dotada de inteligencia artificial, fruto de los esfuerzos de un equipo de científicos humanos de las universidades de Cambridge y Aberystwyth en el Reino Unido, ya ha cosechado éxitos propios con utilidad práctica. Eve ha descubierto que un compuesto que ha demostrado tener propiedades anticáncer podría asimismo ser utilizado en la lucha contra la malaria. La labor de Eve y de otros robots como ella, podría acelerar el descubrimiento de fármacos, e incluso de forma mucho más barata, según argumentan sus creadores.
Su propósito es el descubrimiento de fármacos
El propósito al crear a Eve, instalada en un módulo aislado dentro de un laboratorio de la Universidad de Manchester, es acelerar el descubrimiento de fármacos y hacerlo de forma más económica. Eve puede ayudar a identificar nuevos y prometedores candidatos a fármaco para la malaria y diversas enfermedades tropicales en las que, por desgracia, los laboratorios humanos tradicionales invierten muy pocos esfuerzos.
Eve explota su inteligencia artificial para aprender de éxitos anteriores en sus exploraciones y así seleccionar compuestos que tienen bastantes probabilidades de ser activos contra la diana elegida para el fármaco. Se emplea un sistema de exploración inteligente, basado en levadura modificada genéticamente. Esto permite a Eve excluir compuestos que son tóxicos para las células y seleccionar aquellos que bloquean la acción de la proteína del parásito dejando al mismo tiempo ilesa a cualquier proteína humana equivalente. El sistema robótico de Eve es capaz de explorar más de 10.000 compuestos al día.
Fuente: Diario Hoy