Otro escenario: golpeado, River se recluye y cambia

Tras la goleada sufrida ante Boca, el equipo millonario aguarda la final contra el Ciclón bajo un ambiente cauteloso; entrarían Pity Martínez y Pezzella.

 

Todo cambió en dos semanas. Las derrotas ante Boca ubicaron a River en un escenario impensado incluso para el simpatizante millonario más pesimista. Aquel equipo con aires de imbatible mutó a una versión apática e indisciplinada. La estruendosa goleada enciende el interrogante sobre cuál de las dos caras mostrará el equipo de Marcelo Gallardo en la serie ante San Lorenzo por la Recopa Sudamericana, prevista en una primera instancia para pasado mañana, en Núñez.

La merma en el rendimiento del «equipo de memoria» generó dudas al DT millonario. A la falta de fuego ofensivo y fragilidad defensiva, desde un punto de vista entendible por tratarse de una pretemporada, se le agregó como elemento preocupante la indisciplina. Las cinco expulsiones en los dos superclásicos generaron malestar en el cuerpo técnico y alteraron la armonía del plantel. Incluso, trascendió que Gabriel Mercado habría increpado en el vestuario a Teófilo Gutiérrez y Carlos Sánchez, quienes sufrieron la tarjeta roja de forma infantil el sábado, en Mendoza.

Por estas horas, el equipo eligió, para trabajar, recluirse en el predio de Ezeiza, a puertas cerradas. Cauteloso, Gallardo dirigió la práctica en la cancha más alejada de la entrada donde se agolpaba la prensa. El club, que en un principio permitía el ingreso a partir de las 10.30, abrió los portones pasadas las 12, con el entrenamiento terminado y Marcelo Barovero sentado en la sala de conferencias.

Si los últimos partidos habían sembrado cuestionamientos sobre la permanencia del equipo campeón de la Sudamericana, el 5-0 confirmó las sospechas. En el primer ensayo formal de la semana, Germán Pezzella ocupó en la zaga central el lugar de Jonatan Maidana, uno de los más flojos ante Boca y que salió en el entretiempo. El bahiense rindió en alto nivel cada vez que te tocó ingresar: exhibió firmeza en el fondo y se volvió un especialista en el juego aéreo, marcando goles importantes como el del empate con Boca en el Monumental o el de la final de la Sudamericana ante Atlético Nacional. Ahora tendría la oportunidad de afianzarse como titular en una defensa que fue el talón de Aquiles.

La otra sorpresa del día fue la salida de Ariel Rojas, cuyo lugar en el sector izquierdo ocupó Gonzalo «Pity» Martínez. Gallardo desea darle rodaje a la sociedad del ex Huracán con Leonardo Pisculichi, así tenga que asumir el riesgo de desarmar el tándem que componen el ex Godoy Cruz y Matías Kranevitter. El volante central también se encuentra bajo observación. El Muñeco lo puso de titular para que sumara horas de vuelo tras la rotura ósea en el pie derecho que lo dejó tres meses afuera. Sin embargo, aún no ha encontrado su mejor versión y ante esta realidad se baraja como alternativa a Leonardo Ponzio, recuperado de una molestia en el gemelo izquierdo.

De mantenerse los nombres, el equipo que saldría a la cancha formaría con Barovero; Mercado, Pezzella, Funes Mori y Vangioni; Sánchez, Kranevitter, Pity Martínez y Pisculichi; Mora y Gutiérrez.

Visto el primer equipo tentativo, parecería que Sánchez y Gutiérrez seguirán como titulares. El uruguayo, que estuvo en México por unos trámites personales, ingresó el sábado en el segundo tiempo y permaneció apenas 11 minutos, porque el árbitro Diego Abal lo expulsó por exceso verbal. El caso de Teo fue igual de imprudente: hizo varias entradas a destiempo a los jugadores xeneizes y recibió la segunda amarilla cuando embistió de atrás a Fernando Gago.

Con el transcurrir de las horas, circuló la versión de que Mercado, cuando entró en el vestuario tras la dolorosa derrota con Boca, discutió con los dos jugadores y los trató de displicentes. Gallardo habló por separado con cada uno, aunque la situación no pasaría de un llamado de atención. A menos, claro, que se repitan actitudes de este tipo.

Barovero, el primero que rompió la veda, admitió el llamado de atención que se hicieron entre los integrantes del plantel por las expulsiones: «Se charla porque es algo a lo que no estamos acostumbrados, pero es lógico que lo hablemos y sepamos que no debe ocurrir».

Con un discurso mesurado y desdramatizando la goleada, que no por ser un partido de verano deja de ser un golpe a la moral del plantel, agregó: «Cuando se da este tipo de resultados, sin duda que al rival le salieron las cosas y a nosotros nada. Boca fue superior, nos ganó bien y nada más. Más allá de la bronca que genera, no deja de ser un partido de preparación que no está a la altura de un partido oficial», minimizó el ex Vélez, que espera que el plantel se fortalezca con la derrota: «Es una experiencia fuerte de cara a lo que viene. El viernes debemos demostrar grandeza, sabemos que podemos conseguir una copa más».

El capitán es consciente de que deberán lidiar con la ansiedad, a la vez que cuentan las horas para redimirse ante su público. «Queda en uno mirar para dentro, hablar lo menos posible y saber que hasta el viernes no tenemos chance de cambiar nada. Debemos estar por encima de todo lo que se diga, no queda otra que esperar y trabajar».

Donde ayer había certeza y armonía, hoy irrumpieron las dudas y la bronca. En este nuevo y amenazante escenario, River buscará recuperar el brillo ausente sin que lo devore la ansiedad.

 

Fuente: Cancha Llena