El presidente de Vélez a fondo: critica a los representantes, objeta el manejo en AFA y asume su polémico vínculo con los violentos
Segundo piso del estadio de Vélez . Raúl Gámez entra en la sala de presidencia del club. Es uno de esos viernes calurosos de enero capaz de desinflar cualquier personalidad fervorosa, como la suya. Pero no, no se trata del clima. «Llego al club y se me hincha la cara. Acá, mirá». Inmeditamanete lleva su dedo índice a la bolsa inferior del párpado derecho. Apenas lleva dos meses en su nuevo cargo, aquel que supo ocupar por última vez diez años atrás (ejerció de 1996 a 1999 y de 2002 a 2005). «Pero bueno, yo quise estar. Hubo gente que decía que era el momento y que me necesitaban», sigue Gámez con un tono de voz que transmite más pesar que felicidad por haber regresado a la presidencia del club que ama.
-Se lo nota muy cansado.
-Cansado no, pero sí estoy muy preocupado. Llegué y me encontré con un club con un pasivo importante y un déficit mensual preocupante.
-¿Eso fue por culpa de la gestión anterior?
-No, no fue negligencia de ellos. Nosotros somos la continuidad del oficialismo. Lo que pasa es que así están todos los clubes. Hoy es difícil ser dirigente. Hay que sanear los clubes, pero a la gente no le interesa el famoso campeonato económico. Por eso esta vez no apuntamos a formar el gran equipo de otros tiempos, sino a solucionar los temas de dinero.
-¿Cuál es el mayor problema de los clubes hoy?
-Los representantes le hacen mucho mal al fútbol. Yo en su momento hice la venta millonaria de Mauro Zárate a Qatar sin intervención de intermediarios ni representantes. De club a club. Hoy, eso es imposible. Además hay un sistema perverso alrededor de los contratos de los jugadores.
-¿Por qué?
-A los jugadores, antes, les hacías un contrato y cuando terminaba tenías la opción de renovar por otros dos. La famosa cláusula del 20%. Hoy terminan y quedan libres. Los representantes son los dueños de los clubes, se aprovechan y no firman contratos extensos.
-Hay casos de jugadores que piensan en los clubes, como Federico Mancuello, que renovó en Independiente para favorecer al club. Pero parece que eso sucede muy poco y los futbolistas ya no tienen amor por la camiseta.
-La mayoría de los jugadores piensa en el dinero. El 90% son manejados totalmente por los representantes y los obedecen. Para cambiar esto hay que hacerlo desde la AFA y entre todos. Hay que achicar los presupuestos y vender jugadores sin que nadie se meta en el medio, como hicimos nosotros con Lucas Pratto ahora. Pero son tiempos difíciles. Yo tuve que traicionar mis ideales.
-¿Cómo que los traicionó?
-Traje jugadores a préstamo pese a mis principios. Yo, cuando compro, quiero traer chicos que crezcan acá y que luego nos pueda quedar un rédito económico. No me gusta lo que hice, pero lo tuve que hacer. Las necesidades me llevaron a eso.
– Hasta ahora sólo planteó problemas en sus respuestas. Resurge la pregunta de por qué volvió a Vélez como presidente.
-Sabía que era más difícil que antes, pero debo ser masoquista para volver a meterme en la dirigencia. Tengo 70 años y a esta edad todos piensan en ser felices hasta lo que toque por vivir. Yo hice todo lo contrario y me metí en un club a pelear con representantes, jugadores, barrabravas y la AFA.
-¿Qué fue lo que lo terminó de convencer para volver?
-Uno de los motivos fue la postulación de Chilavert para presidente. Es una persona conflictiva y no me gustaba que un ídolo tan grande del club se metiera en la política. No quería feas sorpresas con él. Otro motivo fue que con Grondona vivía enfrentándome y eso perjudicaba a Vélez. Sin él puedo ayudar.
-¿Cómo tomó usted el fallecimiento de Grondona?
-No me puse triste ni contento. Me preguntaron de muchos lados para sacarme una frase fuerte, pero me mantuve en silencio. Lo que yo quiero es la muerte del sistema Grondona, que perjudica a todos los clubes.
-¿Y cómo se termina con ese sistema?
-No sé, por lo pronto no se vislumbran cambios. El fantasma de Grondona sigue gobernando. Su figura todavía domina todo. Muchos clubes responden a su sistema porque deben dinero. Los dirigentes no encontramos el camino. Nos tenemos que juntar pensando en el futuro de los clubes. No hay que seguir hablando de la boludez del campeonato de 30 equipos. Eso ya está. Hay que generar dinero y que vaya para los clubes, basta de que sea siempre para la AFA. Y, además, que la AFA genere dinero para nosotros y no para negocios de unos gallegos.
-¿Se refiere al contrato de los partidos de la selección con Santa Mónica.?
-Sí, por supuesto. Ellos ganan millones por vender algo que cualquier gerente lo podría hacer por un pequeño porcentaje. Pero no quiero insistir en mirar para atrás, hay que generar para el futuro.
-Hay clubes que quieren formar un frente opositor. ¿Se ve participando? Usted hasta tiene experiencia como líder.
-No sé, no me veo como líder porque nunca podría despegar a Vélez de mi vida, de mi cultura. Por eso nunca me propuse como candidato para ser presidente de la AFA. Pero hay algo claro: nos tenemos que encerrar en el predio de la AFA los dirigentes durante dos o tres días y hasta no tener propuestas concretas no salir. Porque la AFA así no va y debe cambiar.
-Al menos parece nacer una camada nueva e interesante de dirigentes.
-Sí, veo bien a Tinelli , Verón , D’Onofrio , al presidente de Banfield [ Spinosa ]. Por eso digo: es el momento para juntarse y cambiar la AFA. Armar un sistema que defienda a los clubes.
-¿Debería haber castigos para los dirigentes que perjudiquen a los clubes?
-Sí corresponde por ley, sí. Pero lo que hace falta es moral. Mauricio Macri pidió en su momento avales económicos para ser dirigente, ¡pero lo que se necesita hoy son avales morales! Porque el dinero no es todo. ¡Podés tener a un malhabido como Lázaro Báez con muchos avales económicos!
-Uno de los problemas es el contrato televisivo. ¿Está de acuerdo con el Fútbol Para Todos?
-Lo mejor que hubo en este acuerdo es lograr que la televisación sea gratis para toda la gente. Pero de ninguna manera pueden firmarse contratos tan largos. Tienen que ser de dos o tres años y después licitar. Y, además, se debe repartir mejor la plata. Lo que no puede ser es que el Gobierno quiera manejar todo en la AFA . Hay que poner límites.
-¿A qué se refiere?
-No puede ser que vendan el producto, armen la programación, se impongan en el formato del nuevo torneo… Pero no quiero hablar tan en contra porque está en juego Vélez y no quiero que el club sea golpeado. Me quiero cuidar más que antes.
-Raúl, además de cansado hasta parece con miedo. De nuevo surge la duda de por qué volvió.
-No sé. Estoy doce horas por día acá.. Creo que los dirigentes podemos ser felices pocas horas. Estamos felices cuando somos campeones, pero nos dura un rato y ya vienen los jugadores a pedir premios y hay que pensar en los refuerzos y todo sigue. Pero algo nos pasa e igual queremos estar dentro. Yo el único miedo que tengo es perder el cariño de la gente de Vélez. No tengo una economía buena. No logré mucho. Lo más importante que tengo es que la gente me quiere.
-Ya habló de los problemas que encontró y ya se refirió a los representantes, la AFA y los jugadores. Faltan los barras. ¿Usted conoce a los de Vélez?
-Sí, los conozco. Son los hijos de amigos. Puedo charlar con ellos. Los llamo, les pido que no hagan lío y que no hagan quedar mal a Vélez. Son socios.
-Entonces, ¿pacta con ellos?
-Sí, yo pacto con los barras. Lo hago para no pasar vergüenza y que después hagan lío y eso perjudique al club.
-¿Les da entradas?
-En realidad son socios, entran igual. Pagan la cuota. Mirá: hace 15 años ya le dije a un juez que les daba entrada a los barras y les ponía micros [se refiere a la causa de Mariano Bergés]. Pero hoy es todo más marginal. Pegan dos tiros a tres cuadras de la cancha de Lanús y culpan al club. ¿Qué tiene que ver el club? Y el famoso derecho de admisión lo debe poner la Justicia. No podemos estar los dirigentes parados en las 10 puertas de entrada. Además, si viene uno y te hace lío y a las dos horas está libre, ¿qué podemos hacer? El problema de la inseguridad es general, no del fútbol. Hay mucha más inseguridad en la calle que en el fútbol.
– Pero Raúl, los dirigentes son cómplices de este crecimiento. Como dijo Héctor Cavallero, el ex dirigente de River, crearon un Frankenstein que no supieron controlar.
-¡Por supuesto que cometimos errores para que crezcan! ¡Muchos! No supimos frenarlos y se nos fue el tema de las manos. Como también está mal que los medios les hagan notas a los barras porque eso les da fama.
-¿Otros clubes dan entradas?
-En la AFA dicen que no. Les tengo que creer. Dejalo ahí, no quiero pelearme. Pero quiero decirte algo. ¿Vos sabés cuándo empiezan las barras? En la época de los militares la gente de poder adquisitivo era la que iba a la cancha. Entonces, los milicos necesitaban más pasión y empezaron a regalar entradas. ¿Quién comenzó a presidir la AFA cuando estaban los militares?
-Grondona.
-Y sí. Y todo se volvió incontrolable. Con la droga, peor. Antes, el docente era el docente por vocación, no por necesidad. Y los grandes te pegaban un cachetazo si fumabas.
-Usted habla como un santo, y sin embargo tiene un pasado admitido de barrabrava.
-Hace 50 años era otra cosa. No había entradas de favor, prebendas, ni micros. Nada. Las cagadas nos las mandábamos por los trapos. ¡Y nos suspendían! Yo no dejaba de laburar y seguía con mi oficio de vendedor. Hoy creció todo, están imposibles. Pero hay algo claro: ningún dirigente precisa a los barras. La gente no quiere a los barras. Los políticos son los que los usan.
-Lo puede explicar…
-La mejor demostración es cuando los barras van a los Mundiales gracias a los políticos. Ahí está todo claro. Además, los tienen cerca para muchas actividades de la política. Los políticos tendrián que ayudar a los clubes y hacen todo lo contrario.
-Hoy toda la sociedad parece enferma.
-Yo nací en otra época, donde el garca tenía que desaparecer del café. El sinvengüenza era el que no pagaba una deuda y hoy lo dice sin problemas. ¡Está todo muy difícil! Ser decente es una boludez cuando lo sos. Lo que es más difícil es demostrarlo. Cualquiera viene y te ensucia muy fácil hoy.
-¿Y en su puesto es más común que eso suceda?
-Sí, es así. Y… ya sé qué me vas a preguntar.
-Por última vez, entonces, ¿por qué volvió, Raúl?
-El afecto de la gente lo busqué toda mi vida. Me gusta escuchar que hablan bien de Gámez, pero no quiero que sepan que los escucho. Vélez me trajo muchos problemas en mi vida personal, muchas deudas, perdí dinero. Pero volví porque sin Vélez no puedo estar..
Fuente: La Nacion