Queridos amigos, hoy se celebró en el Vaticano la jornada de solidaridad con Haití, a cinco años del terrible terremoto que asoló el país y afectó a unos 3 millones de personas.
En la iniciativa, promovida por el Papa Francisco, participaron obispos de Curia y de la Conferencia Episcopal de Haití, el cuerpo diplomático de Latinoamérica ante la Santa Sede y numerosas realidades de inspiración cristiana que trabajan activamente en la reconstrucción de este país tras esta calamidad.
El Papa agradeció a todas las instituciones, y dedicó un pensamiento especial a todos los fieles que de tantas maneras se dedicaron a las tareas de socorro después de esta tragedia, que ha dejado detrás de sí muerte, destrucción y desesperación.
También puso de manifiesto que con la ayuda proporcionada a los hermanos y hermanas de Haití han manifestado que la Iglesia es un gran cuerpo, donde los diversos miembros se hacen cargo recíprocamente de sus dificultades gracias a la comunión que anima el Espíritu Santo, y donde el servicio de la caridad encuentra su razón profunda.
Si bien mucho se ha realizado por este país en este período de reconstrucción, el Pontífice recordó que aún hay tanto trabajo que realizar. Siempre con la ayuda de Dios – dijo – lo que se ha hecho y lo que queda por hacer se basa en tres pilares fundamentales, a saber: la persona humana, la comunión eclesial y la Iglesia local.
El Papa Francisco saludó con especial afecto a varios jóvenes jugadores de fútbol que perdieron una pierna como consecuencia del terremoto, y que han podido seguir jugando gracias a un programa de asistencia de los Caballeros de Colón y la universidad de Miami.
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