Para recompensar su imagen, Boca debe resolver un tema central

La falta de zagueros confiables es un problema que el Xeneize arrastra desde hace tiempo; se fue Forlin y hay negociaciones para sumar al uruguayo Alexis Rolín; las dificultades de Arruabarrena en un puesto clave

Las formas marcan la urgencia. Los nombre desnudan el desconcierto. La necesidad se advierte en las acciones. Boca tiene un problema central y no lo puede maquillar. Los apellidos que aparecen como posibles integrantes del plantel son los que ponen en contexto la dificultad que tiene la entidad de la Ribera para formar zagueros que puedan actuar a nivel de elite. La salida de Juan Forlín terminó por exponer la falta de recursos. Para encontrar marcadores centrales surgidos de las divisiones menores, y que estuvieron a la altura, hay que ir hacia 2012 y hablar de Gastón Sauro, que con 19 partidos fue vendido a Basilea, de Suiza.

La búsqueda del uruguayo Alexis Rolín, que juega en Catania, actuó como disparador, con la particularidad que casualmente el futbolista charrúa es suplente justamente de uno de los últimos defensores nacidos en Boca… Sauro. Esa anemia de defensores centrales no es nueva y de allí los dólares gastados en futbolistas como Schiavi, Insaurralde, Cellay, Caruzzo, Ribair Rodríguez, Cata Díaz, Echeverría, Chiqui Pérez, Guillermo Burdisso, Magallán y el propio Forlin, repatriado.

Hoy en el plantel están Cata Díaz (36 años), Chiqui Pérez y Burdisso, que no estaba en los planes del DT, pero sigue ante la necesidad y la falta de ofertas.

Tan delicada es la situación que para encontrar a la última pareja de zagueros que rindió en el puesto hay que retroceder a Schiavi, entonces con 37 años, e Insaurralde. Y en este último caso es necesaria una aclaración, ya que el zaguero que hoy está en Spartak de Moscú era de los más resistidos por la hinchada. Pero el regresó de Schiavi lo ayudó a ordenarse y ganar en confianza.

No es sencilla la búsqueda de defensores moldeados por los xeneizes y que hayan tenido chances y buenos rendimientos en los últimos años. Aparecen justamente Sauro, Ezequiel Muñoz, Matías Silvestre y Facundo Roncaglia . La particularidad de Roncaglia es que fue considerado tras ser cedido primero a Espanyol y a Estudiantes de La Plata, y fue utilizado como lateral y no como central, su puesto natural.

En el caso de Roncaglia hay un pequeño detalle que acentúa el dolor de ya no tenerlo. Por 100.000 dólares (lo que Boca no quería estirarse para firmar un nuevo vínculo con el jugador), lo dejó ir a Europa.

Pero también se pueden encontrar jugadores como Joel Barbosa, que era una alternativa para Schiavi y Nicolás Burdisso, allá por 2004, y fue cedido a préstamo a Almagro, que por entonces jugaba en primera, y después se diluyó en equipos del ascenso.

Otros como Matías Cahais, que apurado por Ricardo Lavolpe jugó aquella final de 2006 ante Estudiantes, cometió un error grosero y quedó muy expuesto. Tuvo que seguir su carrera fuera de la Ribera. De la misma manera que sucede con Juan Cruz Komar, que está todavía en el plantel y se aseguraba que era el central del futuro. Sin embargo, debutó en un clásico con San Lorenzo, tuvo un rendimiento muy pobre y quedó relegado. Y también está Dino Castagno, que no parece consolidarse como una opción de confianza para el DT después de 3 partidos con el plantel mayor.

Son varios los casos. Marcan que hay un trabajo de base que no está rindiendo frutos. Tiago Casasola fue comprado a Huracán por 700.000 dólares (el 60% del pase) y era una fuerte apuesta para llevarlo a la primera división. Pero no jugó ni un minuto con el plantel mayor y Boca vendió la parte que había comprado en un millón de dólares a Fulham, de Inglaterra…

La historia de Facundo Monteseirin también pone en contexto que algunas cuestiones deben revisarse entre la conducción del fútbol de base xeneize. En 2012 quedó libre, pasó a Lanús y ahora estará en el plantel Sub 20 de la Argentina que jugará en el Sudamericano, en Uruguay, al igual que Casasola.

Otro cachetazo que le dio el destino a Boca en los últimos tiempos tiene el nombre de Santiago Echeverría. El defensor estaba en Boca y en 2012 fue cedido a Almirante Brown; en 2014 llegó a Huracán y fue titular ante Boca, por la Copa Argentina, juego en el que el equipo de Carlos Bianchi fue eliminado en su debut.

Las acciones de Arruabarrena también marcan el pulso. Así como reconvirtió a Colazo como lateral, ante la necesidad de un futbolista en ese puesto, ahora se convenció de que Federico Bravo puede ser utilizado como zaguero. Con Carlos Bianchi siempre jugó como volante central, su puesto original.

Será intenso el trabajo para tratar de solucionar este problema, tanto que se incorporó Rolando Schiavi a trabajar con la reserva. Será cuestión de que definitivamente alguien se ocupe de este tema central.

Fuente: La Nacion