En el inicio del año, las compras de billetes verdes oficiales permanecen tranquilas, lo que da muestras de que el Gobierno pudo extender la «pax cambiaria» a los primeros días de 2015. ¿Qué factores se combinan para que los particulares no vayan en busca de más divisas en vacaciones?
El Gobierno tiene motivos para festejar en el arranque del nuevo año.
En pleno comienzo de las vacaciones -momento en el que muchos argentinos van en busca de divisas para afrontar sus gastos fuera del país-, la venta de dólares ahorro (que autoriza la AFIP) da muestras de haberse moderado.
En los primeros cuatro días hábiles de enero se adquirieron unos u$171 millones.
Esta cifra es un 17% menor al total demandado en igual lapso de noviembre (u$s206 millones) y un 27% más baja que la de octubre, que fuera el mes récord en cuanto a volumen demandado (u$s233 millones en las cuatro jornadas iniciales).
De esta manera parece confirmarse el cambio de tendencia insinuado en diciembre pasado.
Desde la city porteña remarcan que la alta incertidumbre, que llevaba a los ahorristas a comprar una mayor cantidad de billetes verdes a comienzos de cada mes, da indicios de haberse reducido.
Sobre todo, es una muy buena noticia para el Gobierno si se tiene en cuenta que enero es clave en el frente financiero y que todavía está fresco el recuerdo de lo ocurrido hace un año, cuando las presiones del mercado lo forzaron a avanzar en una devaluación del 24%.
El primer mes suele ser complicado por varios motivos. Uno de ellos es el aumento de la demanda de particulares que requieren más billetes para vacacionar en el exterior.
A esto se le agrega el factor «riesgo cambiario». Para muchas personas no pasa desapercibido que, si se repasa la historia reciente, muchos ajustes en la economía han sido llevados a cabo precisamente en momentos en que buena parte de la sociedad disfruta del verano. Y esto los lleva a comprar divisas a modo precautorio.
En este sentido, en las últimas semanas -con la proliferación de diagnósticos de economistas argumentando que el país está sumido en un fuerte atraso cambiario y que una devaluación sería inexorable- se había generado la duda respecto de cómo reaccionaría el público.
Por qué el dólar pudo tomarse vacaciones
Se han combinado factores que hacen menos atractiva la compra de divisas.
En particular, el achicamiento de la brecha entre el blue y oficial, que desarma el negocio de quienes compran barato en ventanillas autorizadas para luego revender a precio informal.
A esto se agrega la sensación de «pax cambiaria» que lograra el Gobierno tras haber incrementado el nivel de reservas, que ya se ubican por encima de los u$s31.000 millones, tras haber descendido a u$s26.000 millones.
Pese al déficit fiscal y al contexto internacional -con todas las monedas regionales devaluándose frente al dólar-, que hacen que los economistas adviertan sobre las dificultades crecientes para mantener el actual escenario de estabilidad, de momento, la sensación es que se impusieron los motivos de calma frente a los de nerviosismo.
El hecho de que el blue se haya estacionado cerca de los $14, en contradicción con pronósticos que lo ubicaban para esta fecha en torno a los $17 es, para la mayoría de los analistas, el factor determinante para mostrar la relativa tranquilidad en la demanda de billetes oficiales.
La caída en la rentabilidad de la llamada «bicicleta de ahorristas» -asociado al punto anterior- es otra de las cuestiones que ayuda a que el billete verde pueda tomarse sus merecidas vacaciones.
Quienes hoy quieran «pedalearla» (es decir, comprar barato en ventanilla oficial y revender esas divisas en el mercado paralelo) obtienen una ganancia de $3,53 por cada billete verde.
Este margen es mucho menor (y el riesgo bastante mayor a raíz de los controles) al que se podía obtener hace tres meses cuando, en plena histeria cambiaria, el blue costaba $15,50 y este «negocio» dejaba más de $5 de beneficio por unidad.
No por casualidad octubre fue el mes récord en cuanto a adquisición de dólares ahorro.
Coincidentemente con la disparada del paralelo y el estiramiento de la brecha, durante ese mes el total de transacciones se elevó a 700.000, tras un incremento progresivo desde las 300.000 de febrero.
En noviembre (ya con Vanoli asumido, reducción del gap y «caza de brujas» en el microcentro) descendió a 630.000, cifra muy parecida a la de diciembre, lo que dejó en claro el cambio de tendencia.
Desde la city porteña, los operadores creen que en la medida en que el Gobierno mantenga bajo control la brecha cambiaria, el nivel de solicitudes de compra disminuirá o, al menos, se estabilizará en un piso más bajo al de octubre.
Por cierto, estas operaciones de compra y posterior reventa hasta resultaron funcionales a la intención del Gobierno de aplacar al blue, al elevar la oferta de billetes en el mercado informal, lo que contribuyó a moderar el precio.
Hay otros motivos para explicar la calma de los argentinos en la adquisición de moneda estadounidense.
El primero es la intensificación de los controles oficiales en el mercado paralelo.
Con la llegada de Vanoli (octubre) se inició una nueva etapa marcada por fuertes multas, cierres de compañías financieras y por las constantes amenazas de «desempolvar» miles de expedientes.
En conjunto con la Comisión Nacional de Valores, la Procelac y la AFIP, se realizaron allanamientos y denuncias de cuevas, sociedades de Bolsa y casas de cambio, que sirvieron para enfriar el circuito marginal.
Por cierto este avance no ha se ha detenido, a punto tal que hace unos días le fue retirada la licencia para operar a Cambios América, tras una suspensión que se extendió durante dos meses.
El nuevo año vino acompañado por una ratificación del Gobierno de que transitará el mismo camino: «En 2015, la entidad seguirá generando políticas de control para reducir la expectativa de brecha devaluacionista», anticipó Pedro Biscay, director del BCRA.
El directivo hizo saber las intenciones y el claro objetivo de «sostener el nivel actual de reservas y controlar las acciones ilegales, vinculadas con la cotización del ‘blue'».
Otro aspecto que le quitó presión a la demanda es la elevación del piso a partir del cual los particulares están habilitados para comprar.
Para acceder al dólar ahorro, ahora el ingreso mínimo debe ser de casi $9.500 (la cifra se ajusta en función de la variación del salario mínimo vital y móvil).
El manual del dólar quieto
Por lo pronto, Kicillof está dando señales claras al mercado de que su prioridad es conservar la estabilidad financiera dentro de una política de dólar planchado, aun al precio de incurrir en atraso del tipo de cambio.
Otro aspecto importante es que el mercado se fue tranquilizando conforme se fueron aplacando las expectativas devaluatorias.
Esto se logró, en forma paralela a que el Banco Central pudiera concluir el año con más reservas que con las que comenzó. En el último trimestre, logró captar alrededor de u$s8.500 millones, gracias a:
1. «Dólares telcos»: unos u$s1.000 millones por la licitación de las frecuencias 4G.
2. «Dólares soja»: cerca de u$s5.500 millones de las liquidaciones de las cerealeras.
3. «Dólares chinos»: otros u$s2.300 millones a raíz del swap de monedas, si bien varios analistas señalan que esta cifra no debería ser contabilizada como reservas.
Claro está que todo esto repercutió en las expectativas de ahorristas y empresas, que se evidenció en la baja del dólar futuro.
Allá por mayo, en el mercado Rofex los inversores pactaban operaciones proyectando -para fines de este enero- un billete verde oficial a $10.
Ahora, en cambio, las hacen a $8,73, es decir, apenas por encima de los casi $8,60 que vale la divisa en la actualidad.
¿Veranito o relax permanente?
Según Belén Olaiz, de la consultora Abeceb, el «colchoncito» extra que logró el titular del Central ayuda, pero no es suficiente.
«En 2015, la necesidad de divisas apremiará, ya que el déficit de dólares rondará los u$s12.000 millones», cifra que representa casi un 38% de las reservas del Banco Central.
En su visión, «no habrá margen para una flexibilización de las trabas a las importaciones, al dólar ahorro y al turismo».
Olaiz consideró que si no se logra crédito externo, «lo más probable es que se intensifiquen las restricciones, de modo que el panorama de faltantes podría agravarse».
Pero eso es el «largo plazo». Por lo pronto, el Gobierno y el dólar disfrutan del veranito, tas un año bastante agitado.
Fuente: iProfesional