Pisculichi y Gallardo tuvieron el reconocimiento de un Monumental vestido de gala

El enganche lideró el aplausómetro, por encima de figuras como Teo Gutiérrez; el «Muñeco, Muñeco» retumbó en Núñez a diez minutos del final del partido ante Atlético Nacional

Leonardo Pisculichi llegó a River en uno de los mercados de pases más austeros que se recuerden por Núñez. «Trajimos a él y a Chiarini porque no había plata y, por suerte, el grupo los recibió muy bien», destacó ayer Marcelo Gallardo , en plena euforia por el título de la Copa Sudamericana. Y es verdad. Sin dinero en la caja, Gallardo tuvo que afinar la puntería y se la jugó por Piscu. 30 años, dos años en Mallorca, cinco temporadas en Qatar y dos en China. «El prefirió otras prioridades para su carrera como futbolista, pero a River vino por la gloria», señaló Enzo Francescoli en la puerta del vestuario. Cuatro meses después de su llegada, el ex Argentinos Juniors ya es ídolo.

Líder del aplausómetro en la previa de la final ante Atlético Nacional, superando a figuras como Teo Gutiérrez, tuvo su torneo soñado con la banda roja: gritó en la noche de la eliminación de Boca, convirtió en la difícil Medellín y de su pegada de oro nacieron los tantos de Mercado y Pezzella en el partido decisivo. El «Piscu, Piscu» ya forma parte de los himnos millonarios y ayer se escuchó con mayor intensidad.

El Monumental se rindió ante Pisculichi, aunque no fue el único. Teo Gutiérrez recibió el apoyo por las situaciones desperdiciadas, Fernando Cavenaghi tuvo trato preferencial y hasta Leo Ponzio, tantas veces resistido, se fue bañado en aplausos.

En la noche de Núñez sonaron todos los hits. Algunos sobre el pasado reciente («Demostramos lo que es River en las malas»), otros con dedicatoria para Boca («Si querés dar la vuelta, hay una calesita en el Parque Lezama») y después aparecieron todos aquellos que hacen referencia al campeón. También, a pura ironía, hubo una ovación para el delantero xeneize Emmanuel Gigliotti.

Tras el primer cuarto de hora del segundo tiempo, cuando ya habían llegado los goles de Mercado y Pezzella, todo hizo mención a la vuelta olímpica. Pero fue recién a los 35 minutos cuando explotó el «Muñeco, Muñeco» como grito de guerra. Era el reconocimiento que faltaba para el hombre que tomó a un equipo campeón con Ramón Díaz y lo potenció. Sin dinero en la caja, pero con el fútbol de Pisculichi en el campo de juego.

Reconocimiento para Juan Pablo Angel. El colombiano ex River se despidió del fútbol, aunque no pudo ingresar en Atlético Nacional. Angel recibió una camiseta por parte de la dirigencia millonaria y fue bañado en aplausos por todo el estadio.

300 mil pesos en pirotecnia. River subió la apuesta e invirtió 300 mil pesos para los festejos por el título. Ante Boca, la celebración había tenido un gasto de 200 mil pesos..

Fuente: Canchallena