2015: Cómo puede influir el calendario electoral en las presidenciales de octubre

Ya prácticamente a fin de año, el mapa electoral nacional estaría proyectando cuatro o cinco fórmulas presidenciales importantes. Aparte del Frente para la Victoria, ya hay que descartar cualquier posibilidad de acuerdo entre Mauricio Macri y Sergio Massa y, en cuanto a UNEN, sigue latente la ruptura. Si la línea que encabezan Ernesto Sanz y Elisa Carrió cierra un acuerdo con el PRO, UNEN se fracturaría inevitablemente y el otro sector armaría una primaria con Julio Cobos, Hermes Binner y Pino Solanas. La fractura de UNEN significaría un triunfo preelectoral para el kirchnerismo, ya que conseguiría fragmentar el grueso del voto opositor en cuatro candidaturas, siempre apuntando a su objetivo de que ningún rival consiga llegar al 30% y que Daniel Scioli arrime al 40%, ganando así en primera vuelta.

Con este panorama básico y sin que ningún candidato se muestre hasta ahora en condiciones de polarizar la oposición, será decisivo el impacto que tenga el desarrollo del calendario electoral. Es decir cómo los triunfos en determinadas provincias pueden ir definiendo una tendencia para la presidencial.

El primer opositor que tendrá su oportunidad de sacar ventaja será Sergio Massa (con serios problemas de armado en muchas provincias) y será en Salta. Allí, el 12 de abril habrá primarias y generales provinciales el 17 de mayo. Si el senador Juan Carlos Romero venciera a Juan Manuel Urtubey, que va por su reelección, el Frente Renovador tomaría impulso en el resto del país. En cambio, si ganara Urtubey, el kirchnerismo tendría su única victoria en varios meses, ya que las siguientes elecciones desdobladas, las de Neuquén, serían en junio y se descuenta un triunfo del MPN, que la Casa Rosada sólo podría enarbolar como la victoria de un amigo.

A todo esto, si Macri opta por mantener el desdoblamiento de las elecciones locales, la carrera electoral en la Capital será la vedette del primer semestre del año. Es que al haber por primera vez primarias locales, el calendario sería así: primarias en abril, primera vuelta en junio y segunda vuelta -si la hay- en julio. Estas fechas se imponen para evitar la superposición con las PASO nacionales del segundo domingo de agosto. Si el PRO consiguiera su objetivo de máxima, esto es, una brillante primaria seguido de un aplastante triunfo en primera vuelta, este resultado sería utilizado por Macri para conseguir lo que le falta en la mayor parte de las provincias chicas: una imagen de presidenciable ganador. Si por el contrario hubiera ballotage porteño, las chances presidenciales de Macri quedarían algo devaluadas, aun cuando hay que suponer que el PRO igual terminará triunfando.

Córdoba, Santa Fe y las PASO bonaerenses

Otra elección desdoblada clave, prevista para agosto/septiembre, es la de Córdoba. Si allí la UCR con Oscar Aguad y el PRO de aliado doblegara al delasotismo, el jefe de gobierno porteño crecería notablemente -sobre todo si el macrismo gana en primera vuelta en Capital. Por el contrario, un triunfo del delasotismo sería una buena noticia para el cristinismo, porque le permitiría al gobernador cordobés mantener viva su candidatura a presidente que, a los efectos prácticos, está destinada a restarle votos a Massa para impedir que llegue al estratégico 30%.

Aunque no tiene fecha, el otro desdoblamiento decisivo será el de Santa Fe, donde se votaría en agosto o septiembre. Un triunfo del socialismo le daría empuje a UNEN a nivel nacional, sobre todo si esta alianza saliera antes segunda en Capital. Obviamente, si ganara Miguel del Sel luego de vencer Aguad en Córdoba y, por ejemplo, Rodríguez Larreta en Capital, Macri aparecería como la gran estrella del cielo opositor.

Pero la fecha verdaderamente decisiva para definir tendencias hacia octubre serán las PASO del segundo domingo de agosto en Buenos Aires, que va unificada con el calendario nacional. Si el Frente Renovador consiguiera una diferencia mayor a 5 puntos sobre el Frente para la Victoria, la candidatura de Massa para octubre se consolidaría. Una diferencia del orden de 10 puntos proyectaría al tigrense a un nivel difícil de alcanzar. Curiosamente, el kirchnerismo también se juega la tendencia global para esa fecha. Scioli necesita no sólo salir primero en las PASO sino contar con un margen convincente. Un empate técnico con Massa podría debilitar seriamente al kirchnerismo e instalar la idea de que la segunda vuelta -y su derrota- serían inevitables. De más está decir que, cada día más, al gobierno le debería interesar que el alicaído PRO bonaerense, más De la Sota y -¿por qué no?, Adolfo Rodríguez Saá- consigan restarle unos cuantos puntos al Frente Renovador.
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