La cápsula dio dos vueltas a la Tierra y amerizó en el Pacífico, luego de viajar a 5.800 kilómetros de altura. Viajó sin tripulantes, pero según los planes transportará humanos al Planeta Rojo en 2021.
La nueva nave espacial de la Nasa, Orion, circunvaló la Tierra ayer y regresó con todo éxito en el comienzo de una nueva aventura espacial que se considera un primer paso en el proyecto de enviar astronautas a Marte.
La nave no tripulada, lanzada desde Cabo Cañaveral, llegó a 5.800 kilómetros de distancia de nuestro planeta en un trayecto de cuatro horas y media para amerizar en el Pacífico y voló más lejos y más rápido que cualquier cápsula habitable desde el programa lunar de la serie Apollo.
«Esta es tu nueva nave espacial», dijo a la nación norteamericana el comentarista de la misión Rob Navias cuando la cápsula cayó sobre el agua a 435 kilómetros de la península mexicana de Baja California.
La Nasa proyecta futuras naves de la serie Orion para llevar astronautas más allá de la órbita terrestre en las próximas décadas, después a asteroides y como objetivo final, Marte.
«Desafiamos a los mejores y más brillantes para seguir siendo los pioneros del espacio. Aunque esta fue una misión no tripulada, todos estuvimos a bordo de Orion», dijo el director del vuelo, Mike Sarafin.
La Nasa informó que la cápsula llegó intacta y que todos los paracaídas y las computadoras a bordo soportaron la intensa radiación del llamado cordón de Van Allen que rodea la Tierra.
La cápsula llegó a una altitud máxima de unas 14 veces la distancia que separa la estación espacial internacional de la superficie terrestre. Ninguna nave espacial diseñada para tripulantes ha ido tan lejos desde Apollo 17, la última misión lunar, hace 42 años.
La Nasa debía enviar Orion tan lejos para probar si sus mecanismos protectores permitían el reingreso a la atmósfera a una velocidad de 32.000 kilómetros por hora a 2.200 grados centígrados (4.000 Fahrenheit).
En 11 minutos, Orion redujo su velocidad a 32 kilómetros por hora al tocar las aguas en un descenso por medio de ocho paracaídas abiertos sucesivamente. Los tripulantes hubieran tenido que soportar una gravedad 8,2 veces la terrestre, o sea, el doble del que se experimenta en el regreso de una cápsula rusa Soyuz, según la Nasa.
La cápsula transmitió imágenes notables de nuestro planeta.
En su retorno fue videograbada por un dron. Desde helicópteros se transmitieron imágenes del descenso. Tres de las cinco bolsas de aire se desplegaron adecuadamente, lo que bastó para mantener la cápsula a flote en posición vertical.
La Armada estadounidense despachó dos buques para rescatar la nave y transportarla a San Diego, a unos 1.000 kilómetros de distancia. Orion cayó a unos 2.400 metros del lugar previsto. Solo se recuperaron dos de los paracaídas.
Una vez en tierra, Orion será transportada en camión a Cabo Cañaveral.
Según los planes habrá una prueba de un lanzamiento abortado en 2017 y una segunda exploración espacial en 2018 impulsada por un megacohete que está desarrollando la Nasa. Las autoridades esperan que recién en 2021 el Orion podrá llevar astronautas a bordo, debido a las restricciones presupuestarias.
El debut de Orion fue intencionalmente breve, apenas dos vueltas a la Tierra, pero ahora la Nasa ha dado un paso más hacia los vuelos tripulados.
El administrador de la Nasa Charles Bolden hijo calificó la prueba como «el día número uno de la era marciana».
El lanzamiento, que había sido aplazado el jueves, se produjo finalmente a las 7,05 desde el centro espacial Kennedy en Cabo Cañaveral (Florida).
El potente cohete Delta IV Heavy, que había presentado problemas el jueves, despegó normalmente elevando la poderosa estructura de 8,6 toneladas, según pudieron ver en directo unas 27.000 personas y millones a través de las transmisiones televisivas.
Tras un ascenso de 17 minutos, Orion comenzó a hacer el primero de los dos recorridos.
El diseño de Orion recuerda precisamente al Apolo XI que llegó a la luna en 1969. Como los Apolo, Orion está compuesto por una serie de cohetes principales, que la impulsan hacia el espacio, y una pequeña cápsula que constituye el habitáculo que ocuparían en un futuro las tripulaciones.
El exitoso lanzamiento de ayer sirve como paliativo ante los fracasos recientes que representaron los dos accidentes de vuelos espaciales privados ocurridos en octubre pasado.
Para la Nasa, el éxito de Orion significa un respiro después desde la jubilación de la vetusta flotilla de transbordadores en 2011.