El informe fue realizado por el Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia de la Universidad de Tres de Febrero, a 1.033 internos condenados que están presos en el sistema penitenciario Bonaerense y Federal. «El 31% de los entrevistados admitió haber consumido alcohol o drogas seis horas antes de cometer el delito», se señala en el informe.
La inseguridad, la Justicia y el sistema penitenciario, poblado en su mayoría por jóvenes con bajo nivel socieconómico son algunos de los aspectos que se ven reflejados en una investigación realizada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero entre presos condenados de diferentes cárceles de Argentina y de cinco países latinoamericanos.
Una de las conclusiones que se desprende del informe es que «las cárceles argentinas y de la región están pobladas en su mayoría por jóvenes con baja escolaridad y trabajos precarios».
También se infieren en la Argentina «el acceso a las armas es muy fácil, en uno de los países en el que más se utilizan para cometer delitos».
La investigación fue realizada por el Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia, CELIV, de la Untref, a 1.033 internos condenados que están presos en el sistema penitenciario bonaerense y federal y a más de 6.000 presos de Brasil, Chile, El Salvador, México y Perú.
El trabajo logró determinar a través de las encuestas realizadas que el 52% de los presos con condena no asistió o alcanzó sólo el nivel primario y que el entorno delictivo y el consumo de alcohol y droga esta presente en la concreción de los delitos.
«El 31% de los entrevistados admitió haber consumido alcohol o drogas seis horas antes de cometer el delito», se señala en el informe.
Otras de las conclusiones a las que arriba es que «el sistema captura pocos jefes de bandas o líderes de estructuras criminales, y detiene mayormente a eslabones menores de la cadena delictiva».
En diálogo con NA, Marcelo Bergman, director del CELIV, explica que en nuestro país por lo general se detiene a los últimos eslabones de la cadena y que de esa manera el delito no se detiene.
«Agarran a los ladrones y no a los jefes y un ladrón es muy fácil de reemplazar y así no se desestructura el crimen. Pasa también con el tema de la droga, se detiene a los de abajo y no se logra desarticular la verdadera empresa criminal».
Bergman dice que esta sería una de las causas por la cual la política criminal fracasa en nuestro país.
El trabajo que lleva el nombre «Delito, marginalidad y desempeño institucional en Argentina» se organizó en cuatro ejes temáticos: perfil sociodemográfico de los internos, patrones delictivos, proceso judicial a los que son sometidos y las condiciones de vida dentro de la cárcel.
En el informe del CELIV se señala que «al observar las detenciones en flagrancia, se puede inferir que la calidad de la investigación penal es bastante dudosa y el desempeño de la justicia presenta numerosas deficiencias, por lo que se han detectado muchas irregularidades en los derechos y garantías de los procesados».
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