Con la llegada del calor y el verano a la vuelta de la esquina aparecen planes alimentarios que prometen hacer perder varios kilos en pocos días o lograr un cuerpo perfecto en un mes. Aunque es tentador hay que tener cuidado, porque si los seguimos nuestro organismo puede pagar un precio muy alto. Cómo cuidarse de manera responsable y evitar así caer en fórmulas mágicas que sólo traen resultados desastrosos
El verano asoma en el horizonte cercano y, como suele ocurrir en esta época del año, querer perder peso rápido se convierte en una obsesión de muchos hombres y mujeres. Y se sabe: a la hora de buscar adelgazar los kilos que se fueron juntando en el invierno, solemos estar rodeados de mitos y falacias que sólo generan pésimas consecuencias para la salud. El hada madrina del adelgazamiento no existe. Y las “dietas milagro”, coinciden los expertos, de milagro tienen poco. La preocupación de los especialistas no es nueva pero se acrecienta con los primeros calores del año. Y no es capricho: cada vez son más las dietas que, ayudadas por la difusión que consiguen a través de internet, prometen una pérdida abrupta de peso en pocos días. Algunas ofrecen una alimentación basada en proteínas. Otras tienen su clave en la prohibición de comer carnes, huevos, lácteos y derivados. Sea una o la otra, todas generan alarma entre los expertos en nutrición, muchos de los cuales aseguran que el tema no es moda sino una tendencia que crece y preocupa. “Es una alarma que se enciende todos los años en esta época”, admite el nutricionista Omar Lanari, para quien “lo realmente peligroso no es que este tipo de dietas se multipliquen sino que tantas personas las sigan como si fueran exitosas”. Para el especialista, que remarca que no se puede seguir una dieta sin antes consultar a un profesional, en todos los casos se trata de “recetas peligrosas que derivan en una pronta recuperación del peso que se había perdido. La consulta es fundamental porque cada organismo es distinto y asimila de manera diferente los alimentos. Al encarar un plan para bajar de peso, se debe tener en cuenta el sexo de la persona, su edad, su talla y su historial clínico. Ver una dieta rápida en internet y seguirla es una barbaridad”. Los ejemplos que empiezan a florecer con los primeros calores -y cuyo campo fértil suele ser internet- son varios y para todos los gustos: el método Dukan, la KE o el ya célebre plan Montignac, una de las dietas más populares de este último tiempo basada en una alimentación con proteínas y grasas que evita la ingesta de ciertos hidratos de carbono y el alcohol durante las primeras semanas. Su plan es similar a la fórmula Atkins, otra de las dietas que ganan seguidores en todo el mundo, y ambas comparten además casi el mismo cuestionamiento: su dudosa efectividad a largo plazo y sus posibles -y peligrosos- efectos secundarios. Según los especialistas, se trata de dietas hiperproteicas que no tienen nada de novedoso pero sí mucho marketing. “Las dietas tienen su proceso cíclico y todas deben respetar el organismo de cada persona”, plantea Lanari, para quien la peligrosidad de dietas como la Dukan o la Atkins radica en que “comer proteínas sin límites provoca un desequilibrio enorme. No por nada la Asociación Británica Dietética las incluyó entre las cinco peores dietas que deben evitarse”. El método Dukan es todo un caso: bautizado así por su creador, el neurólogo y nutricionista francés Pierre Dukan, el plan lleva casi diez años dando vueltas pero se hizo famoso ahora gracias al apoyo de algunas celebrities internacionales (ver aparte). Carmen Cuadrado, profesora en Nutrición y una de las autoras del informe “Dietas y productos mágicos”, elaborado por la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y por el Instituto de Nutrición y Trastornos Alimentarios de Madrid, asegura que las llamadas dietas milagros tienen un punto en común, y es que “aportan menos energía de la que necesitamos. Todas tienen un contenido energético muy bajo. Algunas lo atribuyen a que intentan evitar un grupo de macronutrientes concreto. Es el caso de las monodietas”. A la hora de marcan otros puntos en contra de este tipo de dietas, Cuadrado señala que “no corrigen los hábitos alimentarios, sino que los empeoran. Por ejemplo, en los casos en los que desaconsejan el consumo de frutas y verduras”. La endocrinóloga Clotilde Vázquez, por su parte, asegura que la palabra “milagro” asociada a la pérdida de peso “debe alertar a todo el mundo”, dado que “este tipo de dietas son desequilibradas y producen efecto rebote, es decir que consiguen después más peso del que teníamos. Es físico: si el organismo pierde muchos kilos muy rápidamente, se defiende almacenando más grasa”. Además, se apunta, la pérdida de grasa es y debe ser lenta. Si adelgazamos en muy poco tiempo, estamos perdiendo otro tipo de tejidos, como músculo, o calcio de los huesos. “No se debe perder más de un kilo a la semana -dice Vázquez-, sino 5 o 6 kilos en un par de meses”.
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