Carmelo Simeone murió a los 80 años. Fue un 4 fuerte y duro, campeón en 1962, 64 y 65. Trabajó durante años en Boca cuidando las canchas de Casa Amarilla.
Al Cholo Simeone, el original Cholo, al que le debe el apodo Diego Pablo aunque no hubiera parentesco entre ambos, le gustaba contar una y otra vez su anécdota preferida: cómo había hecho para tirar la pelota a la calle en la Bombonera, por encima de los viejos palcos. “Y no fue una vez, sino dos”, decía con su voz chillona, y se reía. Siempre se reía. Este sábado falleció a los 80 años.
A Boca llegó en 1962. Fue campeón ese año, en 1964 y 1965. Simeone, Silvero, Orlando y Marzolini fue la mejor defensa que integró. Cuando venía un wing por su sector, le gustaba dejar que se acomodara para tirar el centro y en el momento en que iba a patear, trabar duro. “Y el tipo volaba por encima de mi cabeza”, contaba. Una vez, en un partido ante Newell’s, lo echaron por voltear a tres rivales en una misma jugada. “Chau Don Aurelio (Bossolino)”, le dijo al árbitro, y se fue solo de la cancha. “Era fuerte y duro, pero nunca desleal”, aseguraba. En 1967 se fue con el pase libre.
Cuando se alejó el fútbol empezó a trabajar en el campo, tuvo una empresa de equipamiento de oficinas, fue intendente de La Candela y luego trabajó en las canchas de Casa Amarilla. Es lo que más le gustaba: “Yo pedí esto, es lo que soñé toda la vida. Si muero y reencarno, quisiera esto. Ni jugador ni técnico, trabajar en el campo”. Carmelo Simeone murió este sábado a los 80 años.
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