Con la renuncia de Fábrega como Presidente del Banco Central y su reemplazo Vanoli, alguien muy cercano a la línea de Kicillof, sólo se vuelve más probable el escenario por el cual el dólar (en todas sus denominaciones) continuará subiendo. ¿Qué podemos esperar? La frase de Vanoli “Las reservas están para usarse” pone en evidencia que las reservas continuarán cayendo. Y una vez más, cuando tenemos cada vez más pesos y cada vez menos dólares, eso se traduce en un precio del dólar más alto.
El camino en el que está insistiendo el gobierno es el del control de precios. En este caso en particular, el control al dólar blue. Argentina, Venezuela y Cuba deben ser de los pocos países en los que es ilegal comprar moneda extranjera. La gran ironía del Siglo XXI es que Rusia y China se han convertido en economías liberales mientras que Argentina y Venezuela pretenden volver a transitar el camino del fracaso comprobado del marxismo justamente en Rusia y China. Ser marxista en el Siglo XXI es como negarse a utilizar el e-mail como medio de comunicación y pretender utilizar sólo cartas. Es sencillamente ridículo y anacrónico.
Kicillof está convencido de que el experimento comunista fracasó en Rusia porque no tenían las herramientas de control adecuadas. Y que el gran desarrollo tecnológico de hoy, le dará la posibilidad a él de controlarlo todo: los precios de cada bien y la justa ganancia de cada actividad económica.
La parte buena de esta manifiesta terquedad es que nos permite predecir con inusitada precisión lo que sucederá en materia económica: menos actividad, más fuga de capitales, menos dólares, más pesos. ¿Qué alternativa debería el gobierno estar investigando? Si efectivamente quiere seguir dilapidando el tiempo en esta batalla pírrica con los fondos buitres, tiene que levantar el cepo cambiario. Ese será su único modo de estabilizar e incluso hacer crecer el nivel de reservas del BCRA.
¿Intervención a los bancos?
¿Qué hay acerca de la idea de aumentar las tasas de interés? Obligar a los bancos a pagar un 23% por depósitos a plazo fijo, es una nueva intervención. Los bancos intentarán manter su rentabilidad y para eso pretenderán subir las tasas que cobran por prestar dinero. Y acá la parte interesante: ¿les permitirán hacer esto? ¿O fijarán el nivel de rentabilidad justo y razonable que tiene que tener un banco?
Esta es una alarma que no tiene que pasar desadvertida. Con discursos del estilo “ustedes ganaron mucho en los últimos 10 años”, el gobierno podría estar ideando un plan para regular, controlar y asfixiar a los bancos. Después de todo esa es su manera de razonar. En este contexto, aun cuando en lo inmediato caiga, la frondosa historia argentina en relación con el dólar nos indica que la mejor decisión ha sido siempre comprar. Esta vez no será la excepción.
Miguel Ángel Boggiano/informadorpublico.com