El blue ya es un dólar pánico

La semana pasada fue catastrófica para el gobierno y especialmente para el ministerio de economía y el Banco Central, que perdió el último viernes 179 millones de las reservas monetarias, totalizando así cerca de 600 millones en el mes. Se ubica así muy cerca de que caigan por abajo de los 28.000 millones de dólares. El caso es que una devaluación como la de enero pasado no solucionaría esta caída, porque es imprescindible una disminución drástica del déficit fiscal, o sea, reducir la emisión monetaria, cosa que el gobierno nacional no está dispuesto a realizar. Así es que CFK tiene una bomba de tiempo en sus manos que nadie sabe cuándo explotará. En efecto, el gobierno no quiere devaluar como en enero, porque se trasladaría a los precios y a los pocos meses el dólar se volvería a atrasar. Pero tampoco lo puede dejar en este nivel, con una brecha cambiaria que supera el 86%.
Un octubre decisivo

En verdad, el tipo de cambio de equilibrio está cerca de los $ 10,65, pero los precios del contado con liqui, el dólar bolsa y el blue son verdaderos dólares de pánico. El llamado dólar de cobertura, que se obtiene dividiendo las reservas del BCRA por los pesos de la base monetaria, está en 15 pesos. Pero hay verdades indiscutibles: la divisa norteamericana vale lo que la gente cree que vale y no lo que fije el gobierno, o la relación reservas-base monetaria. De ahí concluimos que los valores actuales son de pánico, porque la desconfianza en el gobierno y en especial en la gestión de Axel Kicillof es irreversible y está sustentada por el desmesurado déficit fiscal y el no menos escandaloso financiamiento de la emisión monetaria sin respaldo. Con este panorama, sólo se podría lograr la estabilidad si se devalúa al valor de $ 10,65 y se suben las tasas de interés al 40% anual para equiparar a la inflación esperada. Además, obviamente, habría que bajar el gasto público pero el cristinismo no quiere hacer ninguna de estas tres cosas, lo que indica que la inestabilidad iría in crescendo. El gobierno desearía que esto aguante hasta las PASO de agosto del 2015 y dejarle la bomba de tiempo al que gane las elecciones, es decir, que actualice totalmente las tarifas de gas, luz y transporte y disminuya el déficit fiscal con estas medidas más otras reformas de fondo. En la oposición, mientras tanto, se está estudiando una futura ley de prescindibilidad de todos los empleados y funcionarios designados desde junio del 2003 hasta el último día de este mandato. Según cálculos probados, el gobierno nombra una persona en planta permanente cada cinco minutos y quiere dejar la administración minada por estos cuadros cristinistas. El problema para el gobierno es que la bomba está empezando a explotar por partes y nadie sabe cuándo será la explosión final. La prueba de fuego, como dijimos hace una semana, se dará en este octubre decisivo, en el cual se tomarán o no las medidas adecuadas, aunque por lo pronto, antes del fin de mes, el juez Thomas Griesa debe decidir si declara en desacato al Estado argentino. Si eso ocurre, nuevamente se dispararían todos los dólares.
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