Retrocede el almanaque


La presidente les anticipó a sus hijos la venta de sus propiedades. Los ultrakirchneristas, alarmados porque se aleja la reelección. La política de Garré profundiza la inseguridad.

Varias noticias contradictorias llenan este alicaído comienzo de año, de lo cual es un fiel reflejo la pobreza informativa cotidiana, lo que incluye la explotación de los robos audaces que forman parte de la desintegración del Estado y el empeño puesto por Nilda Garré en acelerar esa situación. Ya destruyó la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas, que sobreviven gracias a su solidez moral, pero ahora la montonera apunta sus estúpidos cañones ideológicos contra las fuerzas policiales, como un instrumento acelerador de la inseguridad a la que este gobierno eligió como aliada. De allí que nuestro escenario político -e institucional- acumule hojas tras hojas de un almanaque que si alguien se ocupara por barrerlas (mediante adjudicación directa, obviamente) levantaría verdaderas parvas que, apenas se distraigan los hombres contratados para el rastrillaje, pasarían más allá de la crisis del 2001 y llenarían de recuerdos a quienes pertenecemos a generaciones más viejas y experimentadas.

Pero dejemos por ahora este juego de imaginería y vayamos directamente a lo más fresco. Por un lado, se publica que el mundo de las finanzas ha cerrado un exitoso 2010, lo que explica en parte la forzada estabilidad del oficialismo; pero agreguemos que la incapacidad de los funcionarios, a la que tantas veces hemos aludido, ha dejado al país prácticamente sin circulante y que hay provincias enteras que están paralizadas por la falta de billetes, falta que la sonriente titular del Banco Central no logra cubrir con la emisión sin respaldo que agota la capacidad de suministro de billetes de valores medios. Esto, que había sido anticipado por hombres como el propio Redrado, Prat Gay, Lavagna, Cachanosky o Monteverde, por citar algunos, incorpora la dificultad adicional de carecer de cambio para realizar las operaciones menores de cualquier ciudadano común. Las consecuencias de esta situación se acumularán a lo largo de estos días y posiblemente estallen cuando Cristina Fernández de Kirchner se apreste a viajar a Kuwait y otros lejanos destinos, lo que inaugura un horizonte cargado de incertidumbres que, por lo trilladas, no vamos a repetir. Sin embargo, podemos decir que los enojos subirán de tono, los taxistas no podrán dar el vuelto, no se comprarán cigarrillos (lo que no es malo) y el run run de la protesta comenzará a recorrer las calles, se concentrará en las esquinas y seguramente las madres de la Plaza de Mayo tendrán que quitarse los pañuelos de la cabeza para no recibir una paliza.

Para expresar con mayor claridad lo que está en la mente de todos, es que posiblemente Cristina sucumba entonces a sus íntimas presiones internas y a la de sus hijos, y se apreste a renunciar, previo resultado de las gestiones que realiza Juan Carlos “Chueco” Mazzón -convertido unas vez más y tal como lo hizo con muchos gobiernos anteriores, en un gestor oficioso-, cuya misión es lograr que el abandono de la Casa Rosada no tenga consecuencias judiciales, penales, civiles, comerciales y de todas las imaginables -que surgirán al minuto siguiente en que decole el avión que llevaría a la viuda, sus hijos y parte de sus valijas, a otros destinos ya explorados. Lo más probable sería a los Estados Unidos, que le devolvería algunas atenciones pero que no podría impedir el verdadero terremoto político que se abriría de inmediato.

El entorno, que con Verbitsky, Zannini, Parrilli, la hermana de Néstor y figuras del mundillo delictual de los negocios del kirchnerismo, debería maniobrar por su propia supervivencia pero concurrentemente surgirían otras apetencias que podrían descontrolarse. Incluso, el difícil acuerdo firmado días atrás con escribano mediante, en el Hotel Sheraton a instancias del ex jefe de Gabinete, ex legislador y hombre del radicalismo, Terragno, podría resultar insuficiente para contener la verdadera avalancha de problemas que se suscitaría y que ahora apura las internas del radicalismo y de los peronistas, internas que están sujetas a fechas legales de este otoño que se muestra tan complicado. Y esto que comentamos es una complicación más que debería superar una instancia de excepcionalidad que aún no se vislumbra. Las izquierdas saldrían a la calle, descontroladas, como siempre lo han hecho y la violencia se asomaría para que se percaten de la gravedad de la situación incluso aquellos que siempre creen que “las cosas ya se van a arreglar” y que existe una mano mágica que encauza los hechos hacia un futuro leve y tranquilo. Al destruirse otros factores de poder que podrían nivelar la situación, quedaría un margen escaso para el respiro y las maniobras, pero ante al panorama que vivimos podríamos vaticinar que lo que sobrevendría sería algo así como “una anarquía dentro de la anarquía” o más simplemente -y sin que esto signifique un juego de palabras- en aquello que dice “una anarquía anárquica”, donde nadie tendría el más mínimo poder.

Esto que dejamos escrito, no como un exagerado vaticinio sino como una posibilidad que comienza a palparse, ofrece otras posibilidades para el comentario como, por ejemplo, la negativa de ciertos dirigentes por definirse abiertamente en favor de una derecha que es lo que la gente espera de ellos. Siempre a título de hipótesis, podríamos imaginar entonces a un Macri bien instalado en tal sentido, con propuestas equilibradas pero firmes, lo que le daría otra envergadura en esta emergencia que, de todos modos, deberá converger en ciertas personalidades abiertas y experimentadas. No me digan que no lo adivinaron: hablamos de Duhalde -obviamente Eduardo Alberto y no el otro, que deberá explicar muchos delitos- que puede ser un referente más abarcativo, más amplio y con el respaldo que le otorga haber enfrentado una crisis parecida, aunque ésta ya es más grave.

De todos modos, subterráneas, existen las conversaciones cargadas de preocupaciones. Cristina, alejada de los detalles no logra que su hijo varón se interese en estas cosas, abandone los naipes que juega en un bar de Río Gallegos y no se ocupe solamente en figurar como jefe de la Agencia de Colocaciones La Cámpora, en tanto Timermancito, como cariñosamente lo llaman algunos amigos, piense en algo más que los viajes organizados para algo que ignora.

Fuente: Por Carlos Manuel Acuña para el Informador Público