Después de la reunión del miércoles entre los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Industria, Débora Giorgi, la filial brasileña de General Motors avisó que no le venderá más autos a la Argentina. Jaime Ardila, titular de la compañía estadounidense para América del Sur, aseguró ayer que esa decisión se tomó por “las restricciones del país vecino para liberar dólares para importar”.
“Las automotrices locales le deben US$ 2.500 millones a las filiales brasileñas. Hace un mes que la industria brasileña no consigue obtener moneda (norte)americana en el Banco Central de Argentina”, le dijo Ardila al diario brasileño Valor. A partir de esta situación, se suspende el abastecimiento de los modelos Ónix, Prisma y la pick-up S-10, producidos en Brasil y que tienen destino en la Argentina.
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