El viejo truco de la desestabilización

CRISTINA INSISTE CON SUS TEORÍAS CONSPIRATIVAS.

Este jueves, Cristina Kirchner lanzó el programa «Ahora 12» de pagos con tarjetas de crédito en 12 cuotas sin interés, en un intento por reactivar el consumo.

El ministro de Economía, Axel Kicillof, quien la acompañó en el mismo acto realizado en la Casa Rosada, precisó que el plan comenzará a aplicarse este sábado en hasta «100 mil comercios». El beneficio oficial estará vigente los días jueves, viernes, sábados y domingos para adquirir exclusivamente productos nacionales.

La presidenta aprovechó para criticar al sindicalista opositor Luis Barrionuevo, quien anticipó un «estallido» para diciembre, y pidió a los argentinos que estén «muy atentos», ya que «posiblemente estén preparando alguna matiné para ahora».

No es algo nuevo: Cristina viene hablando de intentos de desestabilización casi desde el preciso momento en el que asumió su mandato, en 2007.

Antes de eso, su marido se cansó de decir lo mismo: que querían sacarlo del poder por la fuerza. Tribuna de Periodistas lo contó hace 10 años, en 2014. A partir de ese momento, la situación se multiplicó una veintena de veces. Siempre lo mismo.

Para sostener su paranoia, Cristina se refirió al incendio de la camioneta del periodista Gustavo Sylvestre —lo cual hasta ahora no demuestra ser nada más que un hecho vandálico más— y advirtió: «No van a incendiar el auto de cualquier desconocido anónimo, que nadie se hubiera enterado, sino de un periodista de alto conocimiento y rating en la opinión pública».

La presidenta no se quedó atrás e insistió: «Esto pasa cuando asaltan a determinadas personas ex profeso para generar impacto público».

En realidad, los que desconfían de lo ocurrido con Sylvestre aseguran que el gobierno está detrás. Basta leer las redes sociales para descubrirlo, los mensajes se multiplican por cientos.

Aunque se trata de una teoría descabellada, muestra a las claras la valoración que tiene la ciudadanía sobre el gobierno. Todo es desconfianza respecto del kirchnerismo.

No es improbable que exista algún intento de desestabilizar a Cristina, es parte de la filosofía argentina. Sin embargo, esta última se ha victimizado tantas veces que ya nadie le cree.

Es como la fábula del lobo y el pastor mentiroso. La presidenta representa este último papel; nadie sabe quién oficia de lobo, aunque seguramente será algún peronista de fuste.

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