El Cata Díaz habla como capitán. Dice que la falta de confianza los llevó a cometer tantos errores. Lamenta la salida del Virrey. Cree que con el nuevo cuerpo técnico hay otra mentalidad. Y abre las puertas de su intimidad.
-¿Tenés claro cómo te hiciste cada una de las cicatrices que hay en tu cabeza?
-La que tengo en la frente fue cuando era chiquito, tenía cinco y me choqué contra el cordón de la calle. Esta en el costado izquierdo atrás fue en Colombia, con Central, ante América de Cali. Después, en el Getafe, acá en el párpado, pero no se nota tanto. Esta otra en la cabeza, en la parte de arriba, fue en el Atlético de Madrid, me tuvieron que poner grampas que duelen bastante durante el partido, después me las sacaron y al final me las pusieron de nuevo. Y las otras, en algún partido que no recuerdo.
La cara es rústica, de malo. La mirada es fiera. Las heridas de guerra ayudan a no querer meterse con él. También la historia de ese puesto azul y oro, con zagueros ásperos como en ningún otro lado. Pero la imagen se desdobla. El Cata Díaz es uno dentro de la cancha y otro, fuera. Durante la hora de charla pasará de la seriedad para las respuestas sobre la pelota a la sonrisa que le desborda la cara y los ojos iluminados cuando se trata de su familia. Es el capitán de Boca, en sus dos facetas, mano a mano con Olé .
-¿Cómo es llevar el brazalete? ¿Qué se siente?
-Es algo muy importante. A la vez siento orgullo de vestir la camiseta de Boca y de ser el capitán, que me haya elegido el técnico que me eligió es muy importante. Pero la responsabilidad sigue siendo la misma de antes de tener la cinta.
-¿No hay responsabilidades adicionales?
-No, creo que no. Siento responsabilidad por vestir la camiseta de Boca, por jugar en el club más grande de la Argentina, donde es lógico que tengas que pelear los campeonatos, ganar en todas las canchas.
-¿Les hablás a los que llegan y a los chicos?
-Bastante, con los que llegan y con los chicos, aunque los que vienen de las Inferiores saben cómo es, que todos te quieren ganar más que a cualquiera. Y los que vienen de afuera, hasta que no juegan y llevan un tiempo no se dan cuenta. Los que estamos por segunda vez sabemos que Boca es difícil si no ganás, pero por suerte ahora estamos mejorando.
-¿Qué palabras se le dice a alguien nuevo?
-Sabemos que no es fácil entrar a jugar en la Bombonera, hay que tener la tranquilidad suficiente y que los resultados te acompañen. Hay que estar tranquilo, saber que en Boca se dicen muchas cosas y saber que si el rendimiento que tuviste en tu club anterior te llevó a Boca, con dar lo mismo está bien. Ahora, en el inicio del semestre, no acompañaron los resultados y se hizo difícil para ellos, pero para nosotros que vivimos cosas buenas también. Cuando no obtiene resultados, el equipo no encuentra respuesta.
-¿Cómo evaluás el rendimiento del equipo y el individual durante el arranque de la temporada?
-Tuvimos el peor partido contra Estudiantes. Lo que pasa es que el resultado final lleva a que se diga que jugaste peor de lo que jugaste, el mal resultado ayuda al análisis negativo y lo dispara. En lo personal, mejoré contra Vélez y estos últimos partidos me siento con otro ánimo, aunque eso no quiere decir que antes no haya querido hacer lo mejor. Pero cuando los resultados no se dan es difícil para todos.
-Se suceden las fallas y no podés salir de ahí.
-Los errores se acumulan, también la desconfianza y todo jugador sin confianza es complicado. Yo creo que estos dos triunfos y el partido con Central nos dieron otra esperanza, saber que tenemos buen equipo para mejorar. Ahora se viene un partido importante contra Racing y después hay que ganar cada partido que juguemos.
-Cuando el jugador está en esa mala racha empieza a dudar de sí mismo, de lo que es realmente. ¿Te pasó?
-Sí, te lleva a dudar de vos mismo. Después ves las jugadas y decís cómo pude fallar. Pero cuando esa confianza no está 100% suceden cada vez más errores, es lo que nos ha pasado en esos partidos. Sabemos lo que tenemos que hacer, pero va un error, otro error, un gol, otro gol…
-Lo opuesto fue el partido con Olimpo, en el que estuviste muchas veces mano a mano con un delantero y siempre te mostraste seguro.
-Sí, la confianza es todo. Estos partidos hemos mejorado y con Olimpo, por suerte, nos favoreció la expulsión de Borja, porque creo que habíamos arrancado bien 11 contra 11, teniendo algunas situaciones no tan claras, pero después 11 contra 10 se metieron un poquito atrás y cuando el partido lo tuvimos que llevar nosotros no fue tan sencillo.
-Es fácil pensar y decir que en otro momento no hubieran ganado ese partido…
-Ese cambio de mentalidad, de creer más en nosotros y saber que se puede nos llevó a ganar el partido y a no desesperarnos de la manera en que lo hicimos contra Rafaela. Hay momentos en los que querés hacer más de lo que tenés que hacer y ahora, en cambio, cada uno a lo suyo, saber lo que se debe hacer. Y ahí es cuando el equipo está mejor parado.
-Hoy parecen convencidos de que pueden ganarles a todos. ¿Qué cambió con Arruabarrena para lograr eso?
-Confianza, seguridad de que podemos plantear un partido y que tenemos que estar bien parados atrás, situaciones se pueden presentar y las tenemos que aprovechar, como esa de Olimpo.
-¿Qué aspecto del juego favorece a la defensores? Algo que haya cambiado con el Vasco y los haga sentir mejor…
-No se cambió en tan poco tiempo. Es ganar un partido como el de Vélez, sentirte mejor, ir a un partido y a una cancha difícil como Central y haberlo tenido controlado, y después Olimpo… Todo eso te da mucha confianza y te permite saber del equipo que tenemos, que vestimos la camiseta de Boca y debemos salir a ganar.
-¿Te dolió que se hablara de una cama a Bianchi por el cambio que se produjo de una semana a la otra?
-Cada uno en el fondo sabe lo que dio, lo que quiso dar en esos partidos. Personalmente di lo mejor, quizá no alcanzó. Lo podés tomar de muchas maneras, pero uno nunca va a salir a perder para perjudicar a un entrenador. Además fue el técnico que me trajo de vuelta al club. Yo quiero ganar en todos lados, nunca vas a ir a jugar ni para atrás ni para echar a un entrenador y menos a uno como Bianchi, el ídolo de Boca, que siempre lo va a ser. Sabemos el cariño que le tiene la gente. Si nosotros hubiésemos arrancado mal con el Vasco habrían dicho: “Siguen siendo un desastre” y si ganábamos sabíamos que iban a decir que le hicimos una cama. Por ahí nunca conformás a todos. Es complicado. Cada uno tiene que saber lo que dio. Yo estoy muy tranquilo con eso. Obvio que lamentamos que Carlos se haya ido o haya terminado como terminó. Uno vivió bastante tiempo con él y soñábamos con campeonatos, copas, con todo, nunca pensamos en no ganar nada.
-¿Pueden pelear el campeonato o la diferencia es muy grande?
-Creo que se puede, pero tenemos que ir partido a partido. Este fin de semana tenemos uno importante y lo único que nos queda es ganar y ver si se puede acortar la diferencia.
-¿Lo ves bien a River?
-Lo vi casi nada, juega antes o juega después que nosotros, no vi más que algún resumen. Nosotros empezamos con una racha buena y esperemos que continúe así. Tenemos jugadores para eso.
-Ahora que todo esta mejor, ¿podés asegurar que van a ganarle a River y salir campeones?
-Lo más fácil es decir que vamos a salir campeones o que Boca tiene que pelear el torneo y salir campeón. Mejoramos, es cierto, pero no conseguimos nada. El partido con Racing es fundamental y el superclásico lo vamos a querer ganar más que ningún otro partido. Si ellos no pierden puntos será su virtud, pero nosotros tenemos que ganar sí o sí nuestros partidos.
-¿Sentís que estos tres partidos fueron de los mejores desde que volviste al club?
-No, los resultados acompañan, la confianza sube cada vez más, pero el fútbol es demostrar cada semana. Tuve partidos, hasta el de Estudiantes, muy por debajo de lo que podía dar y después mejoramos. Pero lo que pasó, ya sea Vélez, Central u Olimpo, no cuenta, cuenta lo que viene. Tengo que estar preparado para la final que tenemos el domingo.
-¿Sos un tipo duro o te afectan las críticas como las que hubo en medio de la mala racha?
-Como persona trato de ser fuerte, es lógico que algunas cosas a veces te superan. Por ahí muchas cosas me molestaron, porque nunca había vivido en el fútbol una racha mala y menos en Boca. Acá se hace todo más grande, uno nunca está preparado para eso. Pero tenés que creer en lo que podés dar y en lo que el técnico quiere que des para el equipo.
-Al final, ¿sos más duro o más sensible?
-Más duro. Sensible me ponen algunas cosas que pasan. Cuando ves un noticiero o gente que no tiene para comer, que la pasa mal cuando se le inunda la casa…
-Se sabe que ayudás cuando tenés la chance.
-Uno trata de ayudar en lo que puede, pero creo que tendríamos que hacer más cosas por mucha más gente. Son muchos los que la pasan mal y pese a que el fútbol es sacrificado también, somos privilegiados. No es tan fácil como parece, adentro de la cancha no es fácil, tampoco estar lejos de la familia. Pero creo que tendríamos que ayudar un poco más a la gente que lo necesita.
-Hablás de que ves muchas cosas que faltan, ¿a vos te faltaron?
-No, gracias a Dios no me faltó. Siempre tuvimos para comer. La verdad que mi abuela fue la que nos crió, somos tres hermanos e hizo lo imposible para que nunca nos faltara nada. Es lógico que en el país se ven cosas que no tendrían que verse, por la riqueza que tiene el país en sí. Eso me pone mal. Viví en muchos lugares que por ahí no existe tanta pobreza, ¿por qué acá no? Ojalá que en algún momento las cosas mejoren, se puedan solucionar y todos tengan su plato de comida.
-¿Tenés a tu abuela?
-Se llama Julia, está bien, en Catamarca.
-¿Cómo hacía para mantener a los tres?
-Ella tenía una jubilación y nos crió con su jubilación. Tal vez ahora sería imposible, aunque si lo pienso bien no sé si le fue fácil o difícil, porque uno de chico no piensa si tus viejos o abuelos tienen, pensás en ir al colegio, en jugar al fútbol y nada más. Ahora mis hijos no saben si tengo este problema o tengo que pagar tal cosa…
-¿Perdiste a tus papás cuando eras chico?
-Me parece que a los cinco a mi papá y a los seis o siete, a mi mamá. Y nos crió mi abuela. A los 17 me fui a Rosario, ahí conocí a mi mujer. Mi suegra y mi suegro me ayudaron mucho, porque estar lejos de tu familia es complicado. Y como siempre tuve el sueño de tener una familia, nos casamos muy jóvenes. Aunque yo tenía a mis abuelos, mis hermanos y mis tíos, quería una familia normal, con un papá, una mamá y hermanos. La verdad que eso se pudo dar, tengo a mi mujer y mis dos hijos. Mi familia es lo mejor que me pasó en la vida.
-¿Por no haber tenido a tus papás es que disfrutás distinto a tu familia?
-Sí, sí, uno lo disfruta, el día a día, todo…
-¿Qué cosas disfrutás con tus hijos?
-Ver una película. ¡Verlos a ellos ahí! Muy pocas veces puedo ir a verlo jugar, pero siempre me planteo cosas, que me hubiese encantado que me pasaran a mí. Disfruto cosas que son mínimas porque no las tuve.
-Obvio que te hubiera gustado que tu papá te viera jugar en Primera…
-Claro, pero no sólo jugar en Primera, eso depende de que un entrenador vea en vos algo diferente y tienen que darse muchas cosas. Me hubiera gustado que me fuera a buscar al colegio, cosas que hago con mi hijo y me ponen muy bien…
-¿A tus hijos les comprás todo lo que te piden?
-Les compro más yo de lo que ellos me piden, no son de pedir. Mi mujer y yo somos los que estamos más pendientes de eso, puede ser porque nos hubiese gustado que nos sucediera de chicos. Para nosotros no había videojuegos, Play, una pelota era muchísimo… Todo cambió.
-¿Qué fue lo último que les compraste?
-Lo último fue ropa. Mi mujer les compró una Play. Nos gusta darles los gustos que se puedan. Hoy estamos bien, pero nunca sabés qué es lo que puede pasar el día de mañana. Tenés que disfrutar y darte algún gusto.
-¿Vos qué gusto te das?
-Lo que me da gusto es tener a mi familia.
-¿Y en lo económico?
-Nada, salvo algún teléfono que sale nuevo. No mucho más que eso.
-Tu hijo juega al fútbol, ¿se parece a vos?
-Juega en el colegio. Se entrena algunos días en la semana y juega los fines de semana. Como nosotros estamos concentrados no lo puedo ir a ver seguido, pero ama el fútbol y el sueño que tiene es poder jugar. Sabemos que se puede dar como no. Ojalá que pueda. Pero primero tenés que pensar en divertirte, después las cosas se van a dar solas o no. Pero es carrilero por izquierda o lateral.
-¿No le recomendaste que vaya a tu puesto?
-Sí, le dije, pero ahora a los chicos mucho no les gusta jugar de defensor, son volantes o delanteros, miran mucha tele y el más importante es el que hace el gol, la jugada o la pisada.
-Cuando le hiciste el gol a Vélez, ¿te hizo algún comentario?
-No, mi hijo y mi mujer son muy críticos, mi hija no. Yo también soy autocrítico y sé cuando me mando alguna o juego mal. Yo ya lo sé y ellos me lo hacen saber más, ja. Acepto lo que me dice, pero le digo: “Algún día estarás dentro de la cancha y ya vas a ver que no es tan fácil como verlo de afuera”. Jugar con toda la gente sentada alrededor y los rivales enfrente no es tan fácil como estar sentado en una platea.
-¿Cuál fue la crítica más dura que te hizo tu mujer o tu hijo en las primeras fechas del torneo?
-Un poco en joda y un poco en serio, siempre hay una crítica de alguna jugada, hiciste esto o aquello, pero no me dicen: “Hoy fuiste un desastre”.
-¿Tu mujer entiende de fútbol?
-Entiende, entiende bastante, no se le escapa nada, me marca cuando me mando alguna. Pero en estos últimos partidos me dijeron: “Ahora estás mejor”. Cuando las cosas andan mejor uno está de mejor de ánimo, ja.
Fuente: Olé