SARANDI – Seis delincuentes en moto coparon la casa de la hija de Elsa Mónica Tolay en busca del botín. La joven llamó por teléfono y su madre cruzó para ver que sucedía, momento en el que recibió el disparo mortal.
Elsa Mónica Tolay tenía 39 años, tres hijos y un nieto, al que emocionada aguardaba bautizarlo el fin de semana pasado. Pero el destino le impidió cumplir su deseo y, en cambio, le deparó un trágico final. La mujer fue asesinada de un disparo por delincuentes que habían ingresado a la vivienda de su hija, en la localidad de Sarandí, a la que habían llegado para apoderarse de un dinero que la familia habría percibido producto de un juicio. Sin hallar el botín que buscaban, los ladrones escaparon a los tiros y llevándose sólo una cámara de fotos y un teléfono celular. Uno de esos proyectiles que cubrió su fuga terminó impactando en el estómago de la víctima, quien falleció al cabo de unas horas internada en el hospital.
Hace más de 20 años, Elsa viajó con su esposo Jesús desde el norte del país hacia Buenos Aires en busca de un progreso que le posibilitara conseguir un trabajo digno, tener su propia casa y formar una familia. Con esfuerzo había cumplido cada uno de sus propósitos y ahora se dedicaba además a disfrutar de su pequeño nieto, que se había convertido en la luz de sus ojos. Sin embargo, la felicidad por ese presente y los anhelos de cara al futuro quedaron inesperadamente a un lado el sábado por la noche, cuando una banda criminal acabó con su vida.
Los sucesos se registraron alrededor de las 21.30, cuando la víctima cenaba junto a su marido en su casa de Pitágoras al 3700, en Sarandí. Una llamada de su hija Jimena (19), quien vive en frente con su pareja y su niño recién nacido, interrumpió la velada. La comunicación se cortó a los pocos segundos y Elsa decidió cruzar la calle para ver qué necesitaba la joven. En esos momentos, antes de llegar a destino, un grupo de desconocidos salió disparando del interior de la vivienda. Un balazo le perforó el abdomen. Si bien fue trasladada de urgencia al Hospital Presidente Perón, murió .
“Fueron como 7 u 8 tiros, uno de esos le pegó a mi señora. Me la arrancaron como si nada. Estoy partido a la mitad, igual que mi familia”, le dice a Crónica entre lágrimas y sollozos Jesús, su esposo, en medio del velorio que culminó ayer con la inhumación de los restos en el cementerio municipal de Avellaneda. Cuando logra reincorporarse el hombre añade aún más compungido: “Teníamos planes para el domingo, era el bautismo de nuestro nietito, algo que esperábamos unidos con alegría hasta que estos malnacidos nos arrebataron ese momento”.
Una “batida”
La sospecha de los familiares de la víctima es que el robo tiene que ver con una “entregada” o “batida”, ya que el matrimonio debía cobrar por esos días un dinero proveniente de un juicio y los asaltantes se referían con insistencia a ese monto. De acuerdo a informaciones policiales, del hecho participaron 6 delincuentes armados que escaparon en motocicletas. Todavía no hubo detenidos, aunque personal de la comisaría 4ª se encuentra tras sus pasos. “Es gente del barrio, conocemos al asesino y al entregador, ya le dimos los datos a la policía que está investigando”, aseguró un allegado a la familia.
“Toda la vida trabajamos, yo hago changas de albañilería y carpintería y mi señora era empleada de limpieza en una empresa. Hoy la estoy llorando por unos malparidos que se llevaron una cámara, un celular y la vida de mi mujer”.
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