Intereses cruzados, falta de sentido común e indefinición fue el cóctel de un nuevo escándalo del fútbol. Tras suspender casi todos los partidos de miércoles y jueves, la casa madre del fútbol argentino dio marcha atrás y la 4ª fecha se juega como estaba pautada, aunque el día del paro sindical será sólo con socios locales.
Con Don Julio esto no pasaba, se escuchó de la boca de algunos periodistas o se leyó en las redes sociales. Sin embargo, el ex presidente de la AFA fue el mentor y principal cultor del “todo pasa”, lema que avaló una infinidad de papelones producto de la desorganización y los tejes y manejes de la casa madre del fútbol vernáculo. Ya sin el fallecido Grondona, quedó demostrado que todo sigue igual. Es que en una jornada de interminables idas y vueltas se especuló con disputar siete, cinco, tres o un solo partido correspondiente a la cuarta fecha del Campeonato, a medida que los distintos reclamos ganaban o perdían consideración. Finalmente, los tres encuentros de ayer se jugaron normalmente y el resto se llevará a cabo como se había pautado. La única salvedad es que los duelos de mañana contarán con la sola presencia de los socios locales para garantizar la seguridad mínima e indispensable en un día de paro.
Todo comenzó el lunes. La AFA suspendió los compromisos de mañana por la anunciada medida de fuerza y Boca, creyéndose perjudicado porque Vélez llegaría más descansado al duelo del próximo domingo, solicitó suspender el choque de hoy ante Estudiantes. Una postura egoísta e insensata. Se olvidaron que a veces se gana y otras se pierde. En otras palabras, dejaron de lado que determinaciones anteriores de la AFA favorecieron al equipo xeneize, como desacreditar la clasificación del Fortín a la Copa Libertadores y obligarlo a un mano a mano con Boca cambiando las reglas preexistentes. Además, desde el club de la Ribera se venían quejando por el calendario apretado, que les deparará 6 partidos en 18 días. ¿Y quisieron sumarle un postergado? ¿No se deberá al pálido presente deportivo? La AFA, en lugar de desestimar el pedido, comenzó a estudiarlo.
Eso desató un martes de locos. Primero se pensó en reprogramar los compromisos de Boca y River, para asegurar la “igualdad de condiciones”. Pero el presidente millonario, Rodolfo D’Onofrio afirmó: “No fuimos consultados y no es la forma”. Luego se recurrió al jefe de gabinete Jorge Capitanich, para que intercediera ante los encargados de la seguridad y así jugar los partidos del jueves sin público. Probablemente, tanto el Gobierno como la Policía tenga asuntos más importantes que resolver en un día que se presume caliente. Luego, se jugarían sólo los tres encuentros de ayer. Al rato, media hora antes de Olimpo-Independiente, con los jugadores precalentando, se estimó que se suspendía la fecha completa, a excepción de Belgrano-Gimnasia, que ya había finalizado. Por último, se dio marcha atrás como si nada hubiera pasado. Un mamarracho más y van…
Cambia, todo cambia, cantaba la Negra Sosa. No obstante, parece que las malas costumbres del fútbol argentino quedaron arraigadas. Los caprichos de los clubes, la indefinición y la falta de sentido común siguen vigentes. Es evidente que la AFA se transformó en un campo para dirimir el poder. Y allí, cada cual hace su juego. ¿El fútbol? Bien, gracias. Sucio y desprolijo.
Fuente: La Razón