En Mar del Plata hay más de 60 evacuados por el anegamiento de sus viviendas; Tandil y Necochea también se sumaron a la medida de cerrar hoy las escuelas; algunas rutas están cortadas
MAR DEL PLATA.- Viento, lluvia, evacuados y suspensión de clases. El temporal después de la primaverita de la semana pasada llegó con fuerza. La tormenta obligó a las autoridades a evacuar a decenas de vecinos en la zona de Mar del Plata después de que quedaron bajo el agua o con sus viviendas dañadas por el intenso viento. Incluso tuvo que actuar personal de las Fuerzas Armadas para dar asistencia en barrios damnificados y muy complicados. Las clases fueron suspendidas ayer por la tarde y hoy se cancelaron por toda la jornada en Mar del Plata, Tandil y Necochea.
Pero al parecer todavía lo peor no pasó: «Hemos trabajado todo el fin de semana, pero estamos muy atentos a lo que ocurra esta noche (por anoche), porque se anuncian vientos muy fuertes», dijo a LA NACION el responsable de Defensa Civil de la comuna, Rodrigo Goncálvez, y confirmó que hasta ayer a media tarde había unos 60 evacuados y otros tantos autoevacuados. Al cierre de esta edición, las condiciones de alerta se mantenían.
El pronóstico meteorológico anticipa para hoy ráfagas que podrían llegar hasta los 120 kilómetros por hora. Por acumulación de agua en la calzada -en las últimas 72 horas se registraban lluvias de 160 milímetros-, también se habían producido cortes obligados en tramos de las rutas 88, 11 y 226, en zonas próximas a esta ciudad, con algunos accidentes viales como consecuencia del mal tiempo. El fenómeno meteorológico afectó a todo el frente costero e inmediaciones, pero en esta ciudad dejó las peores consecuencias en la periferia, en especial las zonas más bajas, escasas de asfalto y viviendas precarias. «Ni un par de zapatillas secas nos quedó», dijo una mamá que empapada de pies a cabeza y con agua hasta las rodillas cargaba en brazos a dos de sus cuatro hijos. Durante el fin de semana la tormenta se pudo capear sin mayores sobresaltos, salvo anegamientos en algunas calles. Pero ayer, antes del amanecer, el agua acumulada empezó a transformarse en un verdadero problema.
Sólo a media mañana, con una demora excesiva en la decisión, se dispuso suspender las clases en los establecimientos del sistema público. Se permitió a los padres retirar a los chicos y para el turno tarde las escuelas permanecieron cerradas.
Es que a primera hora de ayer, ya con vientos intensos y lluvia persistente, el municipio interpretó que tenía un panorama claro; más aún después de haber derivado a 13 vecinos al primer centro de evacuación. A éstos debían sumarse muchos más que abandonaron sus casas por decisión propia para resguardarse en viviendas de familiares más alejados de las zonas críticas.
Durante la mañana, los problemas se concentraron en los barrios Parque y Valle Hermoso, Chapadmalal y Parque Palermo. El agua avanzó más allá de las veredas, y los propietarios, mientras preparaban la salida de sus hijos, intentaban proteger sus bienes como fuera. «Levantamos la heladera y pusimos hasta las camas sobre las mesas y mesadas», contó Ángel, que tiene cuatro hijos que iba a dejar con sus abuelos para poder volver a montar guardia. «Hay que quedarse porque acá te vas y cuando volvés no queda nada», dijo desde su modesta casa en proximidades del hipódromo. «Vamos a aguantar acá», afirmaron integrantes de la familia Bassanetti, con agua al borde de la puerta de su casa en Santa Isabel, en la zona sur. En algunos barrios los vecinos se movilizaron en kayaks para sacar sus pertenencias o a los chicos. Por la tarde, los gomones de la Armada y camiones del Ejército recorrieron las zonas más inundadas y contribuyeron en los rescates, la provisión de agua y raciones de comida. «No queremos que las familias se tengan que alejar demasiado de sus casas», dijo Goncálvez, ante la posibilidad de que a los trastornos por el temporal se sume el de los saqueos..
Fuente: La Nación