La última Liga modificó el mapa futbolístico de España como hacía rato no ocurría. Después de una década, irrumpió el abnegado Atlético de Madrid de Diego Simeone para romper el duopolio que ejercían Barcelona y Real Madrid. La prédica del «partido a partido» desembocó en un campeonato. Con el Mundial de Brasil a la vista, a Lionel Messi se le escurrió la temporada sin obtener ningún título importante con el club catalán. No pasaba por una sequía semejante desde 2008.
Con este golpe de escena, la Liga que empezará mañana con cuatro partidos (Barcelona debutará el domingo ante el ascendido Elche) presenta un panorama con varias novedades. Como es habitual, habrá una importante presencia argentina. A la espera del cierre del libro de pases fijado para el 31 de agosto, hasta ahora son 37, incluidos dos directores técnicos, los compatriotas que tendrá la competencia. Muchos vivirán su primera experiencia en el fútbol español: el entrenador Berizzo, Correa (se recupera de una intervención coronaria), Ansaldi, Fariña, Cousillas, Rulli, Orban, Otamendi, De Paul, Zuculini y Vietto.
Después de un año que el Tata Martino calificó como «malo», de lo cual se hizo responsable, Barcelona afronta el desafío de la reacción. Puso en marcha una renovación que no se aplicaba desde que Guardiola reemplazó a Rijkaard en 2008. Lo que no se toca es la condición de primera figura de Messi. Alrededor de Leo se pretende retomar un alto nivel competitivo, la motivación por la gloria, ser el Barça de juego envolvente y dinámico. La imagen claudicante se vio en los momentos decisivos del curso anterior: Atlético de Madrid lo eliminó de la Liga de Campeones y le ganó la Liga en la última fecha, y Real Madrid lo doblegó en la final de la Copa del Rey.
Días atrás, Messi se hizo cargo de la deuda futbolística: «Tenemos que prepararnos lo mejor posible para esta temporada. Nuestra afición se merece que volvamos a hacer algo importante». Debido a las vacaciones pos Mundial, Leo sólo disputó uno de los amistosos (hizo un gol en la Copa Joan Gamper) de pretemporada. Para encontrar un número de ensayos tan bajo hay que retrotraerse a 2007, cuando se reincorporó tras la Copa América de Venezuela. Ya sin el Tata, Messi se reencontrará con un DT que lo dirigió en las inferiores del Barça: Luis Enrique.
El recambio en el plantel fue el más profundo de los últimos años. Se fueron piezas que marcaron una época (Valdés, Puyol, Cesc; por poco no emigró Xavi) y alguna de prestigio internacional (el chileno Sánchez). En prevención de la sanción que no le permitirá incorporar en los próximos dos mercados de pases (ver recuadro aparte), Barcelona contrató dos arqueros (Bravo y Ter Stegen), dos zagueros centrales (Mathieu y Vermaelen), un volante ágil y con manejo de pelota (Rakitic) y al goleador de la última Premier League, el uruguayo Luis Suárez, imposibilitado de jugar hasta el 25 de octubre por la suspensión de la FIFA.
Simeone no se sube a la histórica campaña anterior, sigue con los pies sobre la tierra. Dijo que las equivalencias del Atlético son Valencia y Sevilla, no los dos gigantes. Que si el Atlético gastó más de 100 millones de euros en refuerzos como Barcelona y Real Madrid, fue para traer a ocho futbolistas y no a una figura puntual, como James Rodríguez o Suárez. En una entrevista publicada ayer por La Gazzetta dello Sport, el Cholo fue muy específico, quizá también sacándose presiones: «Nuestro objetivo es alcanzar el tercer puesto de la Liga».
El Cholo procurará mantener la identidad aguerrida y eficaz con un equipo que se quedó sin piezas vitales (Courtois, Filipe Luis, Diego Costa, Villa) y aspira a potenciar refuerzos interesantes (Griezmann, Mandzukic, el goleador mexicano Jiménez).
Con James, Kroos y Navas, sumados a lo que desembolsó en su momento por Cristiano Ronaldo, Bale, Benzema y Modric, Real Madrid conformó el equipo más caro de la historia. Una formación de lujo para reconquistar la liga…
Fuente: Canchallena