El sol del sábado de Córdoba invita al mate largo, que se va convirtiendo, con el correr de las horas, en un fernet de aroma cuartetero. La Docta se parece a la morocha más linda del barrio y sonríe toda la tarde. Ahí, en la capital de la provincia, Carlos Bianchi quiere volver a enamorar a todos.
Así se siente y así se lo dice a Clarín a pocas horas de un partido en el que él se juega más que nadie. “Yo estoy tranquilo y deseando que puedan jugar bien, por la calidad del grupo”, dice Bianchi. Y cierra con su clásico latiguillo: “Felicidades”. El Virrey disfruta de la misma tarde que todos, a su manera, más metido que nunca en el partido frente a Belgrano, esta noche a las 21.30 (Canal 7). Y aunque su equipo no mostró lo esperado en el comienzo de la temporada, sigue absolutamente convencido de sus posibilidades.
El Boca de Bianchi llegó a Córdoba con los mismos problemas que arrastra, pero con la convicción de su entrenador intacta. Por eso, solamente tendrá un cambio con respecto a la derrota con Newell’s, por la primera fecha. Juan Forlín, tal vez el jugador más regular del último semestre, volverá a la titularidad en lugar de Lisandro Magallán. Más allá de las pruebas que el entrenador realizó en la semana, sostendrá el mismo armado táctico y a diez de sus protagonistas.
En el manual del 4-4-2 del Boca post Riquelme, Belgrano encajará su doble cuarteto clásico, uno de los preceptos de Ricardo Zielinski. En los cruces de la mitad de la cancha, entre aires y construcciones, estará buena parte del caudal creativo que fluya hacia las bandas. Ahí se disputará Belgrano-Boca. También, en los duelos conductivos entre Guillermo Farré y Fernando Gago. O en el de los espacios y las cercanías entre Daniel Díaz y César Pereyra. Incluso, en lo que pueda hacer el apagado Emmanuel Gigliotti ante una defensa pirata que se caracteriza por la altura.
Mientras medio Córdoba se preparaba anoche para salir a los bailes a buscar un vino y una chica para encarar, Bianchi seguía encerrado en su habitación del hotel Sheraton. Allí piensa el partido y sigue con las mismas certezas. El Virrey no tiene nada de cuartetero, pero quiere que su equipo despierte de la modorra bailando un cuarteto sorpresivo.
Fuente: Clarín