Delitos sexuales Se lo dijo a Clarín Paula, la mamá que denunció la violación de sus dos nenes. El caso ocurre en Gaiman, un pueblo de Chubut. La pareja de médicos fue detenida, igual que su hijo de 17 años.
“Mis chicos fueron amenazados, golpeados, humillados y violados. No voy a dejar que esto quede impune aunque esté luchando sola. Casi todo el mundo en este pueblo me da vuelta la cara, pero yo voy a seguir.¿Saben por qué? Porque soy mamá”. Paula no retrocede. Hace unos días, una pareja de médicos clínicos de 42 y 43 años, y un hijo de ellos, de 17, fueron detenidos acusados de abusar de los hijos de Paula, una nena de 8 años y un nene de 3.
Las pericias médicas revelaron lesiones en las zonas genitales de los dos chicos. Además, la nena declaró en Cámara Gesell y su testimonio fue contundente para jueces y fiscales.
Por eso, a los médicos y a su hijo les dictaron seis meses de prisión preventiva, mientras la investigación sigue adelante. Los médicos pidieron acceder a la prisión domiciliaria, pero les fue negada.
“Ellos son médicos. Y eso hace que todo el mundo haga silencio. Es más: a mí y a mis hijos, que son víctimas, nos convirtieron en victimarios. Pero no conocen el calvario que estamos pasando.
Nos arruinaron la vida ”, dice Paula a Clarín. Su identidad y la de los acusados se mantiene en reserva por razones legales.
La nena ya no quiere realizar sus actividades. Iba a pileta y a cerámica, pero se niega.
“Me sale todo mal”, le dice a la mamá. El nene dejó el jardín de infantes porque ya no juega. Paula está desde hace 14 años casada con Carlos. La pesadilla comenzó en mayo pasado, cuando los chicos comenzaron a contar lo que les pasaba.
Paula habla en un café: “Cuando me cargué esta mochila al hombro, sabía que era pesada. Pero sólo lo pensé dos segundos. Estoy convencida de que mis hijos dicen la verdad. Son demasiado chicos como para fabular semejantes cosas. Pero les repito: ellos (por los médicos) tienen status en el pueblo y por eso hay mucha gente que los apaña. Y nadie quiere hablar”.
Los dos médicos llegaron a Chubut desde el Norte del país hace 8 años. Trabajaron en Esquel, Río Gallegos (Santa Cruz), Las Plumas y, desde hace dos años, en Gaiman. Vivían frente a la casa de las víctimas (los abusos se habrían cometido por ser los chicos vecinos, no por ser sus pacientes), pero cuando se enteraron de que los estaban investigando se mudaron a una chacra, lejos del pueblo. La justicia allanó ambas viviendas y secuestró celulares, computadoras y otros elementos. Según el ministro de Seguridad de la Provincia, José Glinsky, “los estuvimos investigando un mes antes de detenerlos”.
Además del adolescente que quedó preso con ellos, el matrimonio tiene una hija de 10 años. Según el expediente judicial, la pareja les hacía mirar a los chicos películas eróticas y les decía que tenían que hacer lo que veían.
“Se supone que hay, al menos, cuatro víctimas más. Pero nadie quiere hablar. En las Plumas y en el Hospital de Gaiman, donde trabajaron, nadie abre la boca. Empecé esto sola y sigo sintiendo la soledad. Estoy con angustia porque todos callan, miran para otro lado. Pero acá está en juego el destino de mis hijos. Yo espero que esto tenga retorno en nuestras vidas. Que al menos los chicos sepan que su mamá peleó por ellos”, dice Paula.
Cuando fue detenida, la pareja ya no trabajaba en Gaiman sino en el hospital de Dolavon, una localidad cercana. Y el hombre también cumplía funciones en un instituto médico privado de Trelew.
La Provincia está conmovida por el caso.
“A ellos no se les mueve ni un pelo. Yo los tuve enfrente en siete audiencias y ni siquiera me miraron. Cuando la nena me contó todo una tarde, fui a golpearles la puerta. No le veía a la mujer cara de sorpresa, aunque me negó todo. Pero las pericias y lo que dijo mi hija en la Cámara Gesell dejan a las claras que hubo abuso”, agrega Paula.
Hoy la mujer no puede estar todo el tiempo que quiere con sus hijos, porque pasa más tiempo en Tribunales. Pero no se rinde. Asegura que se siente “culpable” porque durante más de un año (tiempo en que habrían durado los abusos) “ me pasó un elefante por mi cara y no lo ví. Pero no podía imaginarme algo así. Mis chicos no saben nada de sexo, en mi casa no hay computadora. Ellos les decían que “podía haber sexo entre hombres, entre mujeres y también entre chicos y grandes. Lo que hicieron con mis chicos fue macabro. Quiero verlos en la cárcel”.
Fuente: Clarín