Independiente 3 – Atlético de Rafaela 0 Mancuello, la figura del partido, marcó el camino con un golazo. Aumentó Pizzini y selló el triunfo Lucero.
Parece que hay maridaje (el arte de combinar una comida con determinada bebida). Al menos ayer, hubo maridaje entre la producción general del equipo, la generosa propuesta táctica del entrenador Jorge Almirón y la gente, que disfrutó de una goleada insertada en segmentos de turbulencia y alguna que otra duda en el resultado antes de que Pizzini sellara la victoria. Porque el marcador quedó sellado con el 2-0, ya que el golazo de Lucero apenas sirvió para mixturar triunfo con goleada.
Independiente empezó a quebrar a Atlético de Rafaela con un golazo de Mancuello cuando había acumulado, a través de una plausible idea colectiva, los méritos suficientes como para estar en ventaja. De algún modo, Mancuello, con un giro al revés que transformó a Niz en un nudo y un zigzag inquietante antes de descerrajar el zurdazo, puso en números todo lo que había fallado Lucero -incluyendo un remate en el travesaño-, quien pareció errar en 45 minutos mucho de lo que había metido por Florenco Varela con la camiseta de Defensa y Justicia.
El 3-4-3 de Almirón debutó en el Libertadores de América con un susto mayúsculo. Sólo habían transcurrido 36 segundo cuando a Federico González le sacaron sobre la línea la apertura del marcador. El módulo táctico, la decisión de recontra achicar para adelante -hubo momentos en que Breitenbruch, Tula y Figal se metieron 5/10 metros en campo rival- y jugar mano a mano donde la prudencia generalmente recomienda otra cosa necesita también de un arquero figura, como fue otra vez el Ruso Rodríguez, evitando el empate cantado de González y el descuento inminente de Depetris.
Diagnóstico: hasta que maduren los conceptos que Almirón intenta inculcarle al plantel, este equipo de Independiente va a definir partidos en el primer tiempo y algún domingo que otro va a estar dos goles abajo en el cuarto de otra inicial. Los fervorosos adherentes al club Social y Deportivo Ganar Siempre van a estar severamente complicados cuando de tanto ir e ir haya que padecer algún cachetazo con formato de contraataque.
Cuando un entrenador disfruta de su etapa en estado de gracia, sucede lo que ayer a Almirón. Excluyó a un zurdo que juega por la derecha (Pisano) e incluyó a un derecho que juega por la izquierda (Pizzini). Antes de cumplirse el segundo minuto del reemplazante en cancha, éste enganchó hacia adentro y con un derechazo que contó con la floja resistencia de Conde alumbró el 2-0.
Los cambios de Sensini terminaron de abrir a Rafaela de par en par, casi como si estuviera de oferta. Las primeras dos variantes de Almirón mejoraron la versión, ya que Pizzini empezó a volar por su costado y Barrios entendió mejor que Zárate qué debe hacer un carrilero en ataque y cómo retroceder cuando a los tres del fondo hay que reconvertirlos en línea de cinco.
Cuando una parte de los hinchas del Rojo comenzaba a fastidiarse con la falta de contundencia de Lucero, el delantero central metió un golazo como para sentir la tibieza de los primeros aplausos de un público que de tan exigente a veces se convierte en impiadoso. Precioso caño, pared con Riaño digna de las épocas del paladar negro y resolución con el arco vacío.
Promisorio debut de Riaño con desborde y pimienta, módulo táctico ideal como para que Jesús Méndez crezca en el rol de conductor siendo lo que Mercier es para Ortigoza en San Lorenzo, expectativa creciente sobre Lucero para comprobar si es o se hace el delantero central que en diferentes épocas fueron Outes, Percudani o José Luis Calderón, esquema flamante que obviamente requiere rodaje y ponerlo a prueba de balas y un regreso a Primera con goleada inobjetable llenaron la bolsa de realidades en un domingo singular para la mitad roja de Avellaneda.
Al futuro habrá que esperarlo. Independiente necesita tiempo y no opinología para reconocerse a sí mismo y entender para qué está.
Fuente: Clarín