La vista panorámica de la Sierra Tarahumara es incomparable en este punto de México
Un paísaje digno del Paraíso se encuentra en el Norte de nuestro país
Aunque en Divisadero se encuentra un hotel, visitarlo vale la pena no tanto para quedarse, sino para disfrutar de su mirador natural hacia una sección de la Barranca del Cobre —que es cuatro veces más grande que el Cañón del Colorado, por si se necesita un dato sobre sus dimensiones—; sin embargo, lo importante es que en un mismo punto geográfico todo viajero tiene a su disposición algo para ver y hacer, vías de acceso seguras y dónde hospedarse (de hecho, las mejores opciones de la sierra).
En este sentido, el paisaje de la zona se gana sus hiperbólicos calificativos porque en él coinciden numerosas maravillas naturales y se pueden realizar diversas actividades en el lugar, como comprar artesanías tarahumaras —o mejor dicho rarámuris—, descender por las barrancas, acampar, recorrer en balsa el Río Urique o rentar caballos para dar un paseo por las áreas boscosas; además, su localización hace sencillo conocer los alrededores, como el pueblo de Urique, la cascada de Basaseachic, las aguas termales o las zonas arqueológicas.
Naturaleza que impacta
Cuando el visitante baja del tren —a quienes van de paso se les permite bajar por 15 minutos, para disfrutar de la vista única— de inmediato se está en el mirador de las tres barrancas. Si lo que se desea es deleitarse con el paisaje en conjunto con la vegetación en su mejor punto, se recomienda acudir durante el verano, cuando el verdor es más intenso, no obstante, en lo más profundo de la barranca el verde es perenne aunque en la cumbre de los cerros pueda verse la nieve.
En esta zona, las partes bajas de la sierra registran altas temperaturas —a veces hasta 40 grados celsius— y gracias a ese clima es posible cultivar frutas tropicales (papaya, mango y plátano, entre otros); además, es asentamiento de varias comunidades de rarámuris y la única forma de acceder a ellas es a lomo de bestia o caminando. Por otra parte, en la cimas, a casi 2 mil metros sobre el nivel del mar, abunda la flora de bosque (pinos y encinos, sobre todo); en cuanto a la fauna, estas áreas son el hogar de especies en riesgo de extinción, como el lobo mexicano, el oso negro o pumas, lo mismo que pájaros carpinteros o la rara urraca azul copetuda.
Un parque nacional de montaña
No debe olvidarse que Divisadero es también un parque nacional y, por ello, las autoridades recomiendan disfrutar de la estadía en este tesoro natural de tres maneras: una, haciendo un recorrido por la zona (de preferencia con un guía); dos, acampar en la parte baja de las barrancas; o tres, pasar la noche en una habitación del hotel, desde donde se tiene una vista privilegiada y directa. Ninguna opción descarta la otra y pueden realizarse al mismo tiempo, todo el año (excepto en verano o temporal de lluvias, tiempo en que se recomienda no descender por las barrancas por los riesgos que implica).
Este parque nacional de montaña —que atrae lo mismo a nacionales que extranjeros— cuenta con un conjunto de 7 tirolesas y dos puentes colgantes en un recorrido que consta de casi 5 kilómetros de extensión; además, se puede hacer descenso a rappel, escalada en roca o, desde un pequeño puente colgante, realizar el llamado “salto de Tarzán”.
Un hotel incomparable
El hotel al que se ha hecho referencia es El Divisadero, respaldado por más de tres décadas de servicio en esta zona y, por si esto fuera poco, es el único establecimiento de su tipo donde la totalidad de las habitaciones poseen un balcón que da a las barrancas, lo que convierte a la experiencia de todo visitante en algo especial e irrepetible.
Entre los servicios que merecen mención especial, el hotel cuenta con un restaurante con espectaculares terrazas y piso de cristal; de igual forma, se pueden rentar bicicletas de montaña, equipo y espacios para acampar, informarse acerca de los paseos a caballo y, como detalle esencial, subir al tercer teleférico más largo del mundo, con 3 kilómetros de cable y sin torres intermedias, el cual se localiza a un costado del mirador llamado “Piedra Volada” y posee dos cabinas para 60 pasajeros (puede trasladar a 510 personas por hora) que llegan a la Mesa de Bacajipare, un mirador que ofrece una vista única a la unión de las tres barrancas. l partir de las instalaciones del hotel, existen dos senderos para recorrer a pie, ambos bordeando las barrancas; uno de los caminos conduce a lugares donde habitan los rarámuris; asimismo, a las laderas de la sierra o varias cuevas naturales donde puede el viajero hacerse una idea de cómo vivieron los antiguos habitantes de la zona.
La segunda vía atraviesa lo que se conoce como Parque Nacional Divisadero; en esta ruta hay puentes por los que se cruzan desfiladeros, tramos donde la vista panorámica varía con cada parada.
TOMA NOTA
Para llegar
Se puede llegar tanto en auto como en tren o autobús; este último se toma desde el municipio de Creel o, también, desde la ciudad de Chihuahua (con paradas intermedias), la capital de la Entidad.
Si se viaja en automóvil, se puede tomar el último tramo de la carretera que pasa por Creel y viene desde el entronque de San Pedro con la ruta 16. Por otra parte, si se elige tomar el tren, se trata de la estación más atractiva del recorrido, sea que se tome en Chihuahua o en Los Mochis o El Fuerte (ambos municipios del norte de Sinaloa).