El dramático relato de la familia víctima de una entradera: «Papa está entrando con un amigo»

Un grupo armado, compuesto por cinco ladrones, asaltó a una familia en la localidad bonaerense de Temperley. Bajo la modalidad de «entradera», los delincuentes ingresaron en la casa familiar y, antes de huir, se tirotearon con la Policía, que había sido alertada por vecinos.

El asalto ocurrió anoche, alrededor de las 20, en la calle Callao al 700, al sur del Conurbano, y los padres de la familia contaron a la prensa cómo vivieron esos dramáticos momentos. «Mi hija me dijo ‘papá está entrando con un amigo’ y yo me di cuenta que no era así», relató la madre de la familia, identificada como Ema.

En cuanto los delincuentes entraron a la casa, uno de ellos gritó «tirate al piso» y la mujer obedeció en el acto. Mientras revolvían la casa en busca de dinero, los delincuentes golpearon salvajemente a Gustavo, el padre de la familia, y amanazaron con agredir a la niña. » Le quisieron pegar a mi hija. Ella por suerte no se puso nerviosa. Por dentro se me resolvía el estómago», confesó Ema.

Después, los delincuentes amenazaron con secuestrar a la criatura. «Le apretaba la mano a mi nena para que se quedara tranquila. Me decían que se la llevaban. Me metí en el cuarto de juego y llamé a mi vecina. Estuvimos encerradas. La encerré en el placard y pensé en no moverme del cuarto hasta que no llegara la policía». «Me cagaron a palos para que entregue todo y entregué todo. Se llevaron todo lo que teníamos», agregó Gustavo.

POLICÍA Y TORITEO

La policía, alertada por vecinos de las víctimas al 911, llegó al lugar y tras un breve tiroteo detuvo a uno de los ladrones, mientras que otros dos escaparon por el fondo de la vivienda y los restantes en la camioneta de la familia asaltada, dijeron los informantes.

Fuentes policiales dijeron que por el hecho hay un detenido, que fue alojado en la comisaría de Temperley, donde se instruyeron actuaciones por «robo, calificado por el empleo de arma de fuego, en poblado y en banda y robo de automotor»

Fuente: La Nación