Hemos escalado los últimos peldaños de la sinrazón y el extravío

by Luis M. Premoli
Belisario Roldán, uno de nuestros más grandes escritores y oradores, también diputado nacional del siglo pasado, describió en una oportunidad, con una de sus frases mas cáusticas, los tiempos políticos de esa época: «hemos escalado los últimos peldaños de la sinrazón y el extravío».
Destaco de esa sentencia, además de su descripción gráfica, la elegancia en referirse a la locura y la desorientación como «la sinrazón y el extravío».
Pero lo más importante es que en esa admonición plural involucraba a todos los argentinos y no señalaba un culpable.
La culpa es subjetiva y tóxica; la causa introduce la razón y hace posible la solución y nos incluye a todos por acción u omisión.
Un siglo después, en una situación tal vez más grave, conviene rescatar uno de los temas centrales de nuestro fracaso político: la profundización de la discordia. Joaquín V. González, en el «Juicio del Siglo», publicado en 1914, señalaba que la Argentina había sido presa desde su inicio del «morbo de la discordia» y, si analizamos nuestra historia, este morbo ha aparecido en reiteradas metástasis, agotando las energías del país hasta hacernos retroceder un siglo.
La discordia ha sido fruto o consecuencia de la ambición de oportunistas que sacaron provecho de nuestras grandes crisis.
Hoy la palabra BUITRE se ha puesto de moda, con la conducta de los depredadores financieros que pertenecen a una escoria internacional, pero es bueno recordar que hay BUITRES POLÍTICOS NATIVOS que se precipitan sobre la república indefensa, no para reparar su infortunio, sino para alimentar su ambición y megalomanía, haciendo más grave y profunda aquella falla sísmica de nuestro origen.
En esta dialéctica letal hemos sobrevivido con esfuerzo y sacrificio y ayuda de la Providencia. Francisco es una señal inequívoca.
Pero es conveniente que los argentinos nos unamos de una buena vez, antes de que aparezcan en el horizonte los buitres políticos de otras banderas.
Juan Álvarez, en la introducción de Las Guerras Civiles en la Argentina, dice que «hay pues en distintos lugares de la tierra millones de seres humanos que tarde o temprano intentarán trasladarse para vivir en los campos argentinos» y por mi parte agrego: una estadística reciente señala que China tiene 7 habitantes por hectárea cultivable, el promedio mundial es de 4.2 personas por ha., y en la Argentina hay 4 has. por persona.
Los argentinos necesitamos libertad, igualdad y orden. A nuestra patria la hicieron un puñado de hombres de levita y chiripá y derrotaron a tres imperios: España Brasil y el de Calfucurá. Seamos dignos de esta historia sagrada.
«La Argentina es una maravillosa máquina de vivir».
Si queremos sobrevivir, habrá que desterrar para siempre la impostura y el orgullo; en palabras de Belisario Roldán, la sinrazón y el extravío.
Coronel