Cuando dos misiles israelíes reventaron la vivienda de Yasir al Hajj con sus padres y sus seis hermanos dentro, el supuesto militante de Hamás no estaba allí. “A saber dónde”, se encogía de hombros el jueves su vecino Kamal Abu Lebda. Ante la montaña de ruinas de lo que fue la casa de los Al Hajj y la fachada hundida de la suya propia, Abu Lebda trataba de sacudirse el polvo de hormigón que le manchaba hasta el bigote mientras relataba cómo, pasadas las tres de la mañana, había sentido en mitad del sueño que una onda expansiva lo aupaba en volandas. Escuchó el bombazo tras caer “a cuatro metros” de la cama.
Después, gritos “de mujeres, de hombres y de niños”. Fuera no se veía nada a esas horas, porque la luz se va a menudo en el Bloque G del campo de refugiados de Jan Yunis, al sur de franja de Gaza.
A media mañana, en cambio, el sol exacerbaba los grises del cemento en el cráter abierto en mitad del barrio, el ocre de la tierra removida y el lomo brillante de las moscas que pacían en los chorretones de sangre. Docenas de vecinos y familiares escarbaban con las manos entre los escombros, buscando el cadáver aún sepultado de Omar, uno de los hijos de la familia. Tenía 20 años. Entre sus hermanos muertos había varias chicas menores de edad.
Horas más tarde de que la Fuerza Aérea liquidara a la familia Al Hajj mientras el sospechoso Yasir estaba fuera, la legendaria perspicacia de los servicios secretos israelíes quedaba en entredicho con el anuncio oficial y el correspondiente desmentido de que habían matado al jefe de los comandos lanzacohetes de Hamás, Ayman Siam. Habría sido el primer éxito militar reseñable en una oleada de ataques que hasta la tarde de ayer ya se había cobrado 88 vidas palestinas según el Ministerio de Sanidad de Gaza. La ofensiva aérea de Israel contra el grupo Hamás —considerado terrorista por la UE y EE UU— comenzó durante la noche del lunes.
Entre las víctimas mortales figuran al menos 22 niños, 15 mujeres y 12 ancianos. Los heridos rondaban el jueves los 650. Israel ha ejecutado más de 800 ataques aéreos contra cientos de objetivos. Algunas veces llaman para alertar del bombardeo. Otras, como en el caso de los Al Hajj, la muerte no avisa.
Las radios de Hamás en Gaza seguían, entre tanto, celebrando supuestos éxitos de sus lanzaderas de cohetes, que siguieron abriendo fuego contra Israel, con un triunfalismo que sólo encontraba correlato en la alarma israelí.
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