«No me asusta Alemania»

Y si él lo dice… Mascherano corazón, garra y pasión nos salvó sobre la hora y se comió la cancha otra vez. ¡Orgullo Nacional!

Demostramos cómo teníamos que jugar una semifinal del mundo”. En realidad, él lo demostró más que nadie. “Estoy orgulloso de este grupo”. En verdad, el grupo, Sabella y los hinchas están orgullosos de tener a un capitán así, que no lleva la cinta pero que a la hora de poner es Messi. “Jugamos con el corazón y con el alma”. En efecto, jugaron como él, puro corazón y pura alma. Javier Mascherano.

-Querían estar en el Maracaná y van a estar.

-No lo puedo creer. Estoy feliz de formar parte de un equipo de hombres, que luchó por un objetivo y hoy tiene la tranquilidad de haber puesto a Argentina donde se merece: en una final del mundo.

-¿A una final se llega sólo por ganas y corazón?

-Por eso y porque jugamos con una inteligencia táctica impresionante. Y era lo que pretendíamos: estar a la altura. Después, el destino decidirá donde nos pone. Ahora nos puso en la final y hay que disfrutarlo. No lo vamos a volver a vivir: es el partido más importante de nuestras carreras.

-El otro día dijiste que el equipo había jugado con el corazón en la mano. Con Holanda el que jugó con el corazón en la mano fuiste vos…

-Di lo que pude.

-La cabeza en el choque y el botín en la que cruzaste el tiro de Robben…

-Más que virtud mía, él me da un segundo más porque toca una vez más la pelota, gracias a Dios no enganchó. El fútbol es esto, a veces tener esta pizca de suerte. Además de jugar con el corazón y el alma, si no pensás, si no cubrís los espacios y si no ayudás a los laterales… Y el equipo lo pensó todo y lo hizo. Holanda prácticamente no tuvo situaciones.

-Sabella dijo que Alemania es “absolutamente dificilísimo”. ¿Van por el milagro?

-Vamos a ver. Lo estudiaremos y trataremos de minimizar sus virtudes. Ellos vienen con un envión muy grande porque pasaron por encima al candidato, al dueño de casa y tendremos que dar un paso adelante para jugar este partido. Estamos en la final y no la vamos a regalar. Sería una pena regalarla. Obvio que estamos cansados, pero se puede. Se puede. Este equipo demostró que merece la pena intentarlo. Y lo vamos a intentar.

-¿Te asusta Alemania después del 7-1?

-No, no me asusta Alemania. Pero la respeto. Ya nos enfrentamos y sabemos los jugadores que tiene.

-¿El corazón de Argentina podrá más que el juego de lo alemanes?

-No, con el corazón no vas a ganar. Va a ayudar mucho, pero hay que jugar con la cabeza, con la inteligencia, con el orden. El corazón lo ponés y lo vamos a poner seguramente. Pero si no hay una idea, como la hubo ayer, va a ser muy difícil. Está muy bien que se hable de ganas, de hambre, de todo lo que tuvo el equipo durante este campeonato, pero me gustaría que se hable de la inteligencia y el orden táctico: desde Gonzalo hasta Leo, pasando por los volantes externos, todo el mundo corrió una salvajada. Y corrió con sentido.

-¿Se viene otro partido de ajedrez en la final?

-No hay lugar para nada. Nos encontraremos con una selección que tiene un muy buen manejo de pelota, que desde atrás sale jugando muy bien y que al poderío físico normal de los alemanes le ha agregado técnica y juego del medio para arriba.

-¿Ganarle sería una revancha del 0-4 en Sudáfrica 2010?

-Nooo. Como dijo Alejandro, revancha es una palabra muy fea. Es una oportunidad única. Y la jugaremos con toda la ilusión del mundo.

-Y con Chiquito, que fue grande: fue Goyco.

-Hoy Chiquito fue Chiquito. Tuvo su día. Y estoy feliz por él, por todo lo que le tocó sufrir, porque creyó en sí mismo, siguió trabajando y se rompió el alma para jugar este Mundial.

-¿Qué le dijiste en la arenga personal que le diste antes de los penales?

-Que iba a ser su día, que iba a cambiar la historia, que podía ser recordado para el resto de la historia. Y ojalá que así sea.

-Lo de la gente, en inferioridad numérica, fue conmovedor también…

-Sabíamos que al principio iba a ser todo muy lindo pero que veníamos a un lugar hostil. Ojalá pueda acompañarnos el domingo porque vamos a necesitar de ellos. Más que nunca.

Fuente: Olé