Después de siete años al frente del gobierno de California, el actor y político republicano Arnold Schwarzenegger dejó ayer el cargo con unos niveles de popularidad mínimos y un legado económico desastroso.
El «Governator», como fue bautizado por los californianos, deja el cargo tras dos mandatos y una gestión marcada en los últimos años por una aguda crisis económica que puso en evidencia las debilidades del rico estado de California.
El ex campeón de fisiculturismo y héroe cinematográfico deja como herencia un déficit presupuestario de más de 20.000 millones de dólares.
«Lo más importante para este cargo que yo desempeñé durante siete años es tener pasión. No puedes asustarte», declaró Schwarzenegger al diario Los Angeles Times .
Nacido en Austria hace 63 años, Schwarzenegger, que llegó a los 21 años a Estados Unidos, defendió las causas ambientalistas durante su mandato. La crisis económica, que llevó a la próspera California a las puertas de la bancarrota, provocó un descenso progresivo de su popularidad como gobernador.
Su sucesor, el veterano demócrata Jerry Brown, de 72 años, que juró asumió ayer el cargo, se convirtió en el heredero de Schwarzenegger tras derrotar a la republicana Meg Whitman en los comicios estatales celebrados el pasado 2 de noviembre.
El dirigente demócrata, que durante los últimos años ejerció como fiscal general de California, ya había ocupado el puesto de gobernador entre 1975 y 1983. Imbuido de un espíritu más intervencionista que su antecesor, Brown enfrenta ahora el reto de revitalizar la maltrecha economía del estado con el respaldo del sector público.
Agencias AFP y EFE