La estrepitosa caída de Portugal por 4-0 ante Alemania en su debut en el Mundial dejó a la estrella de los lusos ante una misión que pondrá a reto su capacidad de recuperación y que lo obliga a protagonizar una heroicidad.
Campinas.- Pasión, perseverancia y fe. Los valores que Cristiano Ronaldo prometió antes de su debut en el Mundial deberán transformarse ahora en una realidad si el mejor jugador del mundo pretende que Brasil 2014 no sea sólo un sueño fugaz.
La estrepitosa caída de Portugal por 4-0 ante Alemania en su debut en el Mundial dejó a la estrella de los lusos ante una misión que pondrá a reto su capacidad de recuperación y que lo obliga a protagonizar una heroicidad, reseñó DPA.
«Seremos pasión, emoción, fe, determinación, perseverancia. Seremos espíritu de victoria. Seremos esperanza. Todos juntos, mano a mano con el corazón unido, con una única voz», escribió en su Facebook el astro del Real Madrid horas antes de ante saltar al campo en Salvador.
El texto, en el que cita al papa Francisco y califica al Mundial como una «epopeya», bien podría transformarse ahora en una guía de lo que deberá hacer un equipo abatido para volver a ponerse de pie.
«El mundial no se ha perdido. Si te arrodillas, habrá que levantarse», reclamó hoy el diario portugués «Record» tras la peor derrota de los lusos en la historia de los Mundiales.
El escenario resulta para Cristiano Ronaldo radicalmente diferente al que vivió hace semanas, cuando levantó la ansiada Liga de Campeones con el Real Madrid para cerrar una temporada en la que se adueñó por segunda vez del Balón de Oro de la FIFA.
Aclarar el oscuro panorama de Portugal va a exigir al astro del Real Madrid su mejor versión, ese «110 por cien» de forma que dijo no tener, pero que ahora parece necesario para sumar dos victorias que se antojan imprescindibles.
Estados Unidos, próximo rival de los portugueses el domingo, tiene ante sí la ocasión histórica de avanzar por vez primera a los octavos de un Mundial tras vencer 2-1 a Ghana en el otro encuentro del Grupo G.
Aunque no pareció resentirse de la tendinitis rotuliana en la rodilla izquierda que condicionó su preparación mundialista, Cristiano Ronaldo fue ante Alemania una sombra del jugador que perforó las redes del fútbol europeo en los últimos meses.
Muy bien vigilado por los jugadores de Joachim Löw, Cristiano Ronaldo no concluyó con éxito ninguna de sus acciones. Al contrario, se desesperó ante cada intento frustrado y se enojó con el árbitro, que no le concedió un penal después de castigar a Portugal con uno y de expulsar a su compañero de equipo y selección Pepe.
Además de la goleada encajada, en el trasfondo, planeaba otro revés para el astro luso: con su tanto ante Bosnia la víspera, Lionel Messi había igualado los dos únicos goles en Copas del Mundo que constan en los registros de Cristiano Ronaldo, máximo artillero en la historia de Portugal con 49.
Hecha una furia, la estrella del Real Madrid abandonó el estadio Fonte Nova sin decir palabra ante los periodistas que reclamaban un comentario del capitán de Portugal tras el descalabro. «Hoy no me toca a mí», alcanzó a decir.
«La pasión, la emoción, la fé, la determinación y la perseverancia» a los que había apelado a través de las redes sociales para sellar la primera victoria Alemania fueron insuficientes ese día.
Nadie vence sólo, como él mismo escribió parafraseando al papa Francisco, pero Cristiano Ronaldo tiene ahora ante sí la mejor ocasión y también la más urgente de vestirse el traje de héroe, ser el hombre decisivo y confirmar así el cartel de mejor jugador del mundo con el que llegó a Brasil.
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