El máximo tribunal estadounidense analiza si acepta o rechaza la apelación del país al fallo del juez Thomas Griesa. ¿Cuáles son los escenarios posibles?.
«Estamos expectantes de qué decida la Corte» Suprema de los Estados Unidos, admitió este jueves el ministro de Economía y Finanzas de la Nación Axel Kicillof. Desde las 9 (10 de la mañana en la Argentina) el máximo tribunal estadounidense analiza cientos de expedientes para definir cuáles tomará, cuáles rechazará o bien en qué casos postergará su tratamiento para más adelante. Entre ellos se encuentra la solicitud 13.990, la apelación de la Argentina al fallo del juez Thomas Griesa en la disputa que mantiene con los denominados fondos buitre por el pago de bonos de deuda defaulteados en diciembre de 2001.
Así la disputa legal podría entrar este jueves en la recta final o bien, en el peor escenario, terminar del todo si la Corte Suprema resuelve no tomar el caso. La Argentina enfrenta cinco escenarios distintos y así como no existen certezas acerca del camino que tomarán los nueve integrantes del máximo tribunal estadounidense a puertas cerradas, tampoco es seguro que la decisión se conozca este jueves.
La Corte puede aceptar el expediente y expedirse sobre él en los próximos meses, rechazarlo y poner fin de la disputa legal beneficiando así a los fondos buitre que cuentan con un fallo a favor del tribunal de Nueva York. Esta posibilidad obligaría, según sostienen desde el gobierno nacional, a caer en un nuevo default al tiempo que volvería inviable todas las renegociaciones de deudas soberanas en el mundo. El tercer escenario, y más probable de acuerdo a las especulaciones que circularon en la previa, es que el máximo tribunal pida opinión al gobierno de Barack Obama, opción que el gobierno de Cristina Kirchner ve con buenos ojos a raíz del manifiesto apoyo de la Casa Blanca al proceso de renegociación de la deuda argentina.
La Corte también podría reenviarlo a la justicia neoyorquina para que dé su propia interpretación de la fórmula pari passu, eje del reclamo de los fondos buitre, al tiempo que podría sencillamente patear el expediente para más adelante y dilatar así su decisión sobre el caso.
El máximo tribunal tiene que resolver dos cuestiones:
La primera de ellas es definir si un país incumple con la cláusula de pari passu -que obliga al tratamiento igualitario de los acreedores- si hace pagos periódicos de intereses a quienes aceptaron entrar al canje de deuda mientras no paga nada a quienes rechazaron la reestructuración del pasivo. Desde el primer canje en 2005 la Argentina cumple con sus compromisos sólo con quienes aceptaron la reestructuración.
La segunda es determinar si una corte de distrito como el juzgado de Nueva York a cargo de Thomas Griesa puede ordenar que se disponga de bienes de un país para que se pague a los holdouts aún cuando dichos activos están amparados por el Acta de Inmunidad Soberana. Griesa ordenó que se capture el dinero que la Argentina gira para pagar a los bonistas dentro del canje y que con esos fondos se pague a los holdouts.
«Si la Corte Suprema decide tomar el caso es un escenario más favorable, pero si no lo agarra hay diferentes escenarios», explicó Kicillof aunque se da por seguro que el máximo tribunal no se inclinará por ninguna de las dos opciones más tajantes: la aceptación o el rechazo definitivo.
«Estamos expectantes de qué decida hacer la Corte. Como tiene la oportunidad de pedirle una consulta a Obama, y el gobierno demócrata se ha expresado de muchas formas con posiciones que coinciden mucho con la estrategia jurídica de argentina, en ese caso el escenario sería más favorable», sostuvo el ministro en declaraciones radiales y advirtió que todo se trata de «una aventura judiciall» ya que «son abogados y banqueros que tienen intensión de fundir a los países comprando un título que no vale nada y hacerlo pagar con una rentabilidad del 1.600%».
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