Los despertaron cuatro ladrones armados

Ocurrió en una casa de 125, 81 y 81 bis. Un comerciante de 43 años descansaba junto a su esposa y tres hijos. Los asaltantes los encañonaron y se llevaron 30.000 pesos y joyas de oro. El hombre sufrió heridas cortantes en la cabeza

Cuatro sujetos armados irrumpieron ayer a la casa de un comerciante en el barrio Villa Progreso cuando el hombre descansaba junto a su familia y luego de varios minutos de suma tensión los asaltantes se fueron con 30 mil pesos, joyas de oro y otros objetos de valor, informaron fuentes policiales.

El violento y traumático caso sucedió alrededor de las 7 de la mañana en una finca situada en 125 entre 81 y 81 bis cuando el dueño de la propiedad, Mario Amado Calderón, de 43 años, dormía junto a su esposa, y en otra habitación descansaban tres hijos del matrimonio.

Calderón escuchó ruidos y se incorporó pero ya tenía a los intrusos en la vivienda y uno le apuntó con un arma de fuego.

Los malvivientes, los que ingresaron tras barretear uno de los accesos, redujeron a todos y empezaron a pedir dinero y alhajas. Enseguida se alzaron con dinero y otros objetos, pero para conseguir más uno de los maleantes atacó a culatazos en la cabeza al comerciante, provocándole heridas cortantes.

Cuando los ladrones estuvieron seguros de que ya no había más nada por robar, amenazaron a las víctimas y se fueron.

Caderón no pudo observar si escaparon en auto, en motos o a pie, ni siquiera en qué dirección.

Más tarde, cerca de las 10, el comerciante radicó la denuncia en el destacamento Villa Progreso, donde el damnificado explicó detalles del atraco.

Un vocero de la fuerza indicó que “el comerciante sufrió heridas en la cabeza pero por fortuna fueron de carácter leve”. Los investigadores iniciaron de inmediato la pesquisa y lo primero que hicieron fue analizar las cámaras de seguridad de la zona.

Interviene la UFI nº 5 en turno, a cargo del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, quien caratuló el hecho como robo calificado y lesiones.

Peritos de Policía Científica se presentaron en la casa donde ocurrió el atraco en busca de huellas dactilares de los agresores.

Calderón no pudo reconocer a ninguno de los delincuentes y se esperaba la respuesta de la víctima respecto a si estaba en condiciones de realizar el dictado de los rostros.
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